Por Alejandro Mondragón
Llena de simbolismos resultó la gira de dos presidentes del país y dos gobernadores de Puebla, el pasado sábado.
En San Salvador El Verde arribó Andrés Manuel López Obrador, mandatario en funciones.
Claudia Sheinbaum, presidenta electa.
Sergio Salomón Céspedes, gobernador en funciones.
Y Alejandro Armenta Mier, mandatario estatal electo.
No sólo valió la presencia del poder actual, y próximo en el país y Puebla con los cuatro personajes, sino el tema que trataron: evaluación de programas sociales, en particular Sembrando Vidas.
Si hubo personajes que entendieron de lo que se trataba la pasada elección fueron AMLO, Claudia, Sergio y Armenta.
Supieron transmitir que todos los beneficiaros de los programas sociales tenían que defender con su voto la permanencia de los apoyos.
Y contra eso, la oposición quedó reducida a la nada. Incluso, la firma con sangre de Xóchitl Gálvez para asegurar que ella no eliminaron los programas sociales resultó contraproducente, porque las y los mexicanos no le creyeron.
La única forma de garantizar que siguieran con la recepción de apoyos para algún familia o conocido era sufragar por la 4T.
Lo que es saber hacer política de tierra.
En Puebla, los resultados electorales confirmaron la lluvia de votos para Morena y aliados, lo que evidenció que hasta en la unidad discursiva también se gana.
Sergio y Alejandro leyeron bien a AMLO y Sheinbaum para entregar buenas cuentas con carro completo.
De ahí el reconocimiento de los presidentes a los gobernadores, porque les brinda cercanía y confianza con el poder nacional.
Inexplicable que Rodrigo Abdala no haya capitalizado la importancia de su papel de delegado del Bienestar.
La falta de baños de pueblos reales, pues.