07-09-2024 09:41:22 PM

Divide y perderás

Por Valentín Varillas
 

Mario Riestra ha sembrado la semilla de la discordia en su carrera política.

La de la división, la fractura, pero sobre todo, la de la traición.

Todo en nombre de sus apetitos personales.

Cuando fungía como secretario general del Ayuntamiento de Puebla, jugó la posición como trampolín para intentar llegar a la candidatura del PAN a la alcaldía de la capital en el 2018.

No lo dejaron.

Rafael Moreno Valle tenía bien claro el tablero político a jugar y esa posición de sacrificio la tenía reservada para Eduardo Rivera.

Los mensajes le llegaron de forma contundente.

No los quiso leer.

Uno de los emisarios fue el entonces edil, Luis Banck.

No lo peló.

Al contrario, al interior de la administración empezó a generar una pequeña, pero muy molesta  “quinta columna”, que le llevaba las contras en todo.

Cambiaron al interlocutor y entró en escena el entonces gobernador, Tony Gali.

Mismo fracaso, con todo y que el mandatario estatal tenía en su gobierno a su hermano Rodrigo y a su esposa Patricia.

Riestra amenazó con competir por la vía independiente, vendiendo un supuesto apoyo de Aurelio Nuño, en ese momento titular de la SEP federal y de Martha Sahagún, cónyuge del ex presidente Fox.

Mario se creyó en ese momento que contaba con un capital político propio.

Gritó a los cuatro vientos que lo que había logrado en la política no se lo debía a nadie, ni siquiera a Rafael.

Así le fue.

Ya muerto Moreno Valle, Mario se alió con el panismo tradicional.

Fue una de sus cuotas ara llegar a la diputación federal en el 2021.

Para amarrar la candidatura al gobierno de la ciudad, les prometió que habría mucho dinero para operar su campaña y un respeto absoluto al grupo que hasta la fecha controla al PAN.

El de Eduardo Rivera.

Apenas empezó la campaña, otra vez la división y la traición se hicieron presentes.

Los operadores de Riestra, y el propio candidato, intentaron marcar una línea divisoria entre propuestas.

En corto y de manera abierta, aseguraban que los destinos de ambos no estaban ligados.

Que a diferencia de Lalo, él sí tenía posibilidades reales de ganar la elección.

La fractura resultó evidente.

Incluso en los eventos que llevaron a cabo de manera conjunta.

Pocas referencias directas entre ellos.

Nulo apoyo mutuo, cuando en teoría iban en el mismo barco.

Así les fue.

Ahora, en tiempos en donde, otra vez se discute la necesidad de someter al PAN a una cirugía mayor, vuelve el encono y la división.

Mario Riestra hace público un posicionamiento que tiene como eje central el evitar que el partido sea manejado por “perdedores”.

En su muy convenenciera lógica, pareciera que quiere dar a entender que él o alguno de los suyos serían los mejores perfiles, porque al final de cuentas fueron derrotados “por poquito”.

Como si más de 120 mil votos de diferencia, en un supuesto bastión blanquiazul, no fueran una verdadera e histórica vergüenza para la derecha poblana.

En la larga historia de la humanidad, existen ejemplo de sobra para demostrar la efectividad de aquella máxima que reza “divide y vencerás”.

Fundamental para todo tipo de gobernantes y líderes políticos, en su estrategia de obtención y acumulación de poder.

En este caso y con este personaje, esta filosofía le ha arrojado únicamente rotundos fracasos.

Ni hablar; habrá que replantearse entonces siglos y siglos de sabiduría ancestral.

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