09-10-2024 11:36:52 PM

Victimización fallida

Por Valentín Varillas
 
No funcionó la estrategia opositora de presentarse ante los votantes potenciales como mártires.
El victimismo sistemático como vínculo con el electorado, en estos tiempos en donde los ciudadanos exigen programas y estrategias que arrojen resultados concretos de quienes aspiran a gobernarlos, es una receta para el desastre.
No extraña, por lo mismo, que en lugar de haber generado certezas, acabaran dando lástima.
Y la lástima no es un buen catalizador del voto.
Para nada.
El veredicto final expresado en las urnas fue demoledor en este sentido.
Las víctimas mienten recurrentemente, incapaces de asumir la responsabilidad de las decisiones que toman.
Se vuelven obvios, predecibles y sus recurrentes faltas a la verdad, terminan siendo fácilmente detectadas por quienes reciben sus mensajes.
En Puebla, se mintió a mansalva.
Y sin el menor pudor.
No hubo empacho en montar burdas escenas de falsas amenazas, atentados, supuestas faltas de apoyo gubernamental y demás.
Quedaron exhibidos en todas y cada una de ellas.
Esta ruta la siguieron hasta el final.
Inclusive en el día de su monumental derrota.
Sabiéndose perdidos desde varias horas antes, llevaron a cabo un acto público en donde aseguraban contar con varias encuestas y conteos de salida que les daban la victoria.
Engañaron, otra vez, a los militantes de sus partidos y a los simpatizantes de sus respectivos proyectos.
Ellos que se han presentado siempre como los buenos, los limpios, los puros y virginales.
Aquellos que juran tener el monopolio único de la moral, las buenas costumbres y que además se sienten con el derecho divino de dar cátedra en la materia.
Y poco después, con todo y que fueron repudiados masivamente por los electores, siguieron faltando a la verdad.
En su muy tardía aceptación de los resultados electorales continuaron evadiendo su responsabilidad.
Juran que fueron víctimas –faltaba más- de una elección de estado.
Y culpan al gobierno, al arbitro de la contienda y a todos los que se les ocurra al final.
Son incapaces de llevar a cabo la más mínima introspección y admitir que, por méritos propios, han sido los peores candidatos en la historia del PAN, desde que en este país se tienen elecciones democráticas.
Haría falta mucho valor para ensayar un ejercicio de semejante magnitud.
No va a pasar.
En esta lógica, era imposible que se vincularan efectivamente con los poblanos.
Que los convencieran mayoritariamente.
En su microcosmos, vieron solamente el estado y la ciudad que les convenía ver.
No los que existen en la realidad.
Y vaya despertar.
Quedarán sus dichos, hechos, declaraciones y palabras para la posteridad.
Un manual muy preciso, casi exacto de lo que jamás debes hacer si quieres ganar una elección.

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