Por Valentín Varillas
Como prioridad absoluta de agenda, consideró Claudia Sheinbaum el día de cierre de los candidatos a la gubernatura y la presidencia municipal de Puebla.
De ahí que esté ya plenamente confirmada su presencia en el estado para el próximo 25 de mayo.
En el presupuesto electoral de Palacio Nacional, la nuestra es una entidad federativa que “no se puede perder” para el oficialismo.
De ese tamaño.
Una vez que Morena y sus aliados no tienen asegurados triunfos ni en Veracruz ni en Morelos, y ahora que se ha cerrado la contienda en la Ciudad de México, la instrucción es que aquí no se deje un solo cabo suelto.
Y que se gane con autoridad.
Es decir, que se compensen para el proyecto de la candidata presidencial la mayor cantidad de los votos que no se obtendrán en aquellos estados en donde se les están complicando las cosas.
Sheinbaum, en su participación en el debate del pasado domingo, hizo referencia al objetivo de ganar por una cantidad importante de votos, en un intento obvio de contrarrestar la estrategia opositora de judicializar la elección.
Puebla aporta poco más de 5 millones de votos al padrón electoral nacional.
Materia prima muy valiosa para que se logren los objetivos trazados.
Por eso, la candidata presidencial acompañará a Armenta y a Chedraui en la recta final de sus campañas.
Mandan un mensaje claro de unidad.
De que no hay fracturas aunque se busquen hasta por debajo de las piedras.
A estas alturas del proceso ha quedado claro que los tres van en el mismo barco.
Que comparten un destino común.
Y que no pueden darse el lujo de escatimar esfuerzos si de verdad quieren la continuidad del partido en el poder.
Aquí en la aldea y a nivel nacional.
No hay lugar ya para mezquindades.
Tampoco para medias tintas.
Semana y media de definiciones y de cumplir con compromisos concretos que se pactaron desde el inicio de la contienda.
Todos, por cierto: tangibles y medibles.
Para Claudia Sheinbaum, Puebla es importante.
Fue una de las primeras entidades en donde, en pleno proceso interno, los liderazgos de Morena se decantaron abiertamente por su proyecto.
No a toro pasado, como hace la gran mayoría.
El actual gobernador del estado, por ejemplo.
Fue en su informe legislativo, allá en Tepeaca, en donde de la mano con el entonces gobernador Barbosa, sellaron el acuerdo de apoyar a quien fuera jefa de gobierno de la capital en su aventura presidencial.
Y eso tiene un peso específico muy importante en la determinación y valoración de los verdaderos aliados en la política.
Más ahora en donde, según el lugar común, se asegura que vivimos “tiempos de canallas”.
