Por Alejandro Mondragón
Mario Riestra Piña llegó muy contento a la reunión de evaluación de los promotores al voto en Bodegas Molino.
Bajo el brazo llevaba “su lista” de aquellas personas que promoverían el sufragio a favor de Antonio Gali, a la gubernatura.
Instalado en el cuarto de máquinas de la campaña, el entonces gobernador Rafael Moreno Valle recibió a Riestra, quien le presentó su relación de promotores.
Moreno Valle apenas leyó, montó en cólera, enrolló el documento y con él golpeó la cabeza de Riestra sin dejarle de decir: cómo que yo soy tu promotor; cómo que yo, el gobernador, seré tu promotor.
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Y así el exgobernador de Puebla corrió de la reunión de evaluación a Riestra, quien había recibido y presentado, sin revisar, una lista en la que aparecía en primer lugar Moreno Valle y en segundo lugar Martha Éricka Alonso.
Moreno Valle jamás incluyó en su equipo cercano a Mario Riestra, a sus hermanos y esposa sí: Patricia Sánchez fue secretaria de Educación, ligada al grupo de Luis Maldonado; Rodrigo Riestra pasó de particular a titular del Medio Ambiente; y Susana Riestra de legisladora a secretaria de Desarrollo Social.
El entonces gobernador siempre decía que Mario traiciobana apenas se comprometía a lo contrario.
Antonio Gali también lo padeció en el Ayuntamiento de Puebla como secretario general. Siempre el golpe bajo y doble discurso.
Curiosamente, el grupo morenovallista metía en el mismo costal de la traición a Mario Riestra y Javier Lozano Alarcón.
Hoy ambos van juntos por la alcaldía de Puebla, uno como candidato y otro como su vocero, aunque los escándalos de corrupción del pasado de quienes lo rodean y ahora controlan la campaña empezaron ya a destaparse.