Por Alejandro Mondragón
Quizá en la falta de equipo, más que en la unidad, se encuentre la respuesta a la incorporación de perfiles que no jugaron por Alejandro Armenta en la interna de Morena por la gubernatura de Puebla.
¿Usted cree que al presidente Andrés Manuel López Obrador le preocupe la unidad, luego de sacar adelante con creces la nominación de Claudia Sheinbaum por Morena?
¿Considera que la doctora está ocupada en el tema de la unidad, si la selección de las nueve candidaturas a las gubernaturas se dio, sin conflicto alguno?
Entonces, ¿de qué unidad se habla en Puebla?
¿Acaso un proceso por la alcaldía de la capital o municipio conurbano va a generar conflicto para quienes se encargan de mantener el control de la unidad en Morena: López Obrador, Sheinbaum y el gobernador/a en turno?
Así que el proceso de integración de personajes de otros equipos sirve para subsanar perfiles que no se tenían en la interna con Armenta.
Y hace bien el coordinador de la Cuarta Transformación en Puebla de incorporar otras visiones de hacer política, incluyendo a aspirantes que compitieron con él.
La razón es muy simple, porque en términos prácticos desarticula la narrativa opositora, con alejar el tufo marinista de su proyecto.
En otras elecciones, ese factor costó buena cantidad de votos a quienes se les vinculaba con el llamado Góber Precioso.
Está claro que se viven tiempos de sumar, porque cada voto vale, pero también existen personajes impresentables que suelen restar y eso también pasa factura.