03-05-2024 08:19:21 AM

La gran falacia de la pureza política

Por Valentín Varillas 

 

Hoy, como nunca, la política es pragmatismo. 

Se cambian camisetas ideológicas como si de ropa interior se tratara. 

Y los ciudadanos, más allá de la sorpresa o el enojo temporal que esta mutaciones de principios les detonan, desde hace muchos años nos hemos acostumbrado a esta realidad. 

Por eso, tomarlo como materia prima para tratar de ganar adeptos en una elección, pareciera absolutamente estéril. 

Menos “deber ser” y más “hacer”, pareciera el mensaje muy claro de los ciudadanos. 

Pero a veces, los sesudos estrategas que diseñan y operan los mensajes de partidos o precandidatos, de plano no lo quieren asimilar. 

Señalar a fulano o mengano por pasarse del PAN o el PRI a Morena, o viceversa, impactará muy poco al momento de decidir el voto en la soledad de la mampara. 

Además, el ser un candidato químicamente puro en términos de su militancia en un partido, tampoco garantiza nada. 

Absolutamente nada. 

Muchos son los argumentos, muy básicos por cierto, que pueden contrarrestar esta narrativa del derecho de casta. 

En el caso del PAN poblano, por ejemplo. 

Aquel que se indigna de que en Morena lleven como candidato a la gubernatura a un ex priista. 

Pierden de vista dos cosas: 

Primero, que hoy están oficialmente aliados al tricolor para competirle al oficialismo los cargos de elección popular más importantes que estarán en juego el próximo año. 

En este contexto, cada golpe que le dan al Revolucionario Institucional –con sustento o no- es un cuestionamiento brutal a su propia congruencia. 

Si realmente son dinosaurios; si representan todo lo malo, nocivo y asqueroso de la política nacional ¿qué carajos hacen viviendo en amasiato con ellos? 

Ya van en el mismo paquete. 

¿No se dan cuenta que sus abanderados tendrán que estar muy cerca de dirigentes, militantes y simpatizantes priistas a lo largo de las campañas? 

Habrá encuentros, mítines y demás actos en donde portarán los chalecos rojos con el logo del ex – partidazo y utilizarán en el discurso la retórica y dialéctica característica del tricolor. 

No tienen de otra. 

Si Gómez Morín, González Luna, Calderón Vega, Estrada Iturbide y demás, vieran esta alianza con el enemigo al que combatieron hasta el día de su muerte, volverían a morirse. 

Seguramente después de vomitar. 

Pero en el colmo del absurdo, la derecha poblana critica lo que en su momento ensayó para “llegar” al cargo más alto en la política y el servicio público poblanos. 

La realidad es que Acción Nacional jamás ha gobernado el estado. 

Lo hizo un grupo de priistas, producto de una enorme fractura interna entre grupos. 

Rafael Moreno Valle fue el hijo político del ex gobernador Melquiades Morales y el ahijado favorito de la maestra Elba Esther Gordillo. 

Luego, uno de los socios principales de Enrique Peña Nieto y el resto de aquella pandilla de impresentables que saquearon el país. 

Nada que ver con la ideología y los principios del blanquiazul. 

Luego vino Gali, también hecho, formado y entrenado políticamente al amparo del PRI que replicó el modelo de gobierno heredado por su antecesor.  

¿Y entonces? 

La conclusión de siempre: todos son iguales y el que las hace no las consciente.  

El nombre del juego es ganar. 

La ideología y los principios se han convertido en incómodos obstáculos que dificultan estos triunfos. 

Política real: nada más. 

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