01-05-2024 09:16:00 PM

El Águila es, hasta el último día. 

Por Valentín Varillas 

Entrando al último año de su gobierno, la fuerza de Andrés Manuel López Obrador permanece intacta. 

Inclusive, hoy es mucho mayor que la que tenía al llegar a Palacio Nacional. 

Después de poco más de 5 años de la llamada 4T, controla 23 estados de la República. 

21, a través de gobiernos emanados directamente del Movimiento de Regeneración Nacional. 

2, en el esquema de coaliciones con otros partidos aliados. 

Esto representa el 78% del total de los habitantes de este país. 

Nada más. 

Así, con esos números, enfrentará su sucesión. 

Una sucesión que él mismo decidió adelantar para operarla en plenitud y lograr que se hiciera, bajo los términos que ordenó. 

Sin moverle una sola coma. 

Y así se dio. 

Impuso a Claudia Sheinbaum a sangre y fuego. 

Contra viento y marea; sin fractura alguna. 

La supuesta rebeldía de Marcelo no le hizo ni cosquillas. 

Al contrario: lo fortalece adentro y afuera del microcosmos del oficialismo nacional. 

Pasó lo mismo con los candidatos a los gobiernos estatales. 

Los procesos se operaron como el señor dispuso. 

Todos, incluyendo el de Puebla. 

No se movió una sola décima de punto en ninguna medición o encuesta, sin que el dueño único de la franquicia diera su visto bueno. 

Mal les fue a quienes quisieron jugar “fuercitas” con él. 

La propia Sheinbaum fracasó monumentalmente al intentar imponer a García Harfuch en la Ciudad de México. 

El presidente lo había etiquetado ya como “intransitable”. 

De manera directa y a través del subsecretario Alejandro Encinas, en un par de sus conferencias de prensa matutinas lo ligó con el tema Ayotzinapa y recordó su cercanía con Genaro García Luna.  

Y ante ello, no hubo nada más que hacer. 

Aunque arrasó en las encuestas utilizadas como método numérico para justificar los dedazos, se quedó sin la candidatura. 

Le sacó mucho más ventaja a Clara Brugada, que la de otros hombres que sí recibieron la nominación. 

Recibirá un premio por su institucionalidad, pero el mensaje es claro y contundente: por más simbolismos que haya alrededor de la entrega del famoso “bastón de mando”, quien realmente ordena en este país es Andrés Manuel. 

También el gobernador de Veracruz se topó con pared. 

Quiso meter con calzador a su secretario de Gobernación, Eric Cisneros. 

Una mención, en una mañanera, fue suficiente para dejar bien claro el camino a seguir en aquel estado. 

Si bien AMLO tuvo la cortesía de permitir el registro del alfil de Cuitláhuac, en la encuesta lo mandaron hasta el cuarto lugar. 

Le alcanzará para muy poco en términos de su vigencia en la vida pública en el corto y mediano plazos.    

¿Conclusión?- aquí no hay otoño del patriarca. 

65% de aprobación ciudadana, el 72% del total de los estados a modo, ventajas de dos dígitos de sus candidatos -tanto en la presidencia de la República, como en las 9 entidades federativas que renuevan gubernatura- y la posibilidad real de que la 4T obtenga la tan anhelada aplanadora legislativa, consiguiendo mayorías absolutas en las dos cámaras. 

En términos de control político: ni en aquellos tiempos del régimen de partido único.   

Datos duros, números fríos. 

Nada de esto es ambiguo u “opinativo”. 

Nos guste o no, el “Águila” está más fuerte que nunca, su poder casi sin contrapesos goza de cabal salud y lo ejercerá a plenitud hasta el último minuto de su mandato. 

Faltaba más. 

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