01-05-2024 06:08:13 PM

Millón y medio de votos: la cuota para Puebla 

Por Valentín Varillas 

En el presupuesto electoral de Palacio Nacional, los operadores del oficialismo tienen proyectado que el estado de Puebla le aporte, por o menos, un millón y medio de votos a Claudia Sheinbaum. 

Sí, este es el número mínimo de boletas de la presidencial, que deben de aparecer en los conteos oficiales marcadas a favor de la candidata de la 4T. 

Aunque esta “cuota” se refiere únicamente a la elección de quien será la nueva jefa del ejecutivo federal, es evidente que para cubrirla, será necesario elegir a los perfiles que maximicen el número de votos a favor de Morena. 

Todos, independientemente del cargo al que aspiren. 

Está probado que la abrumadora mayoría de los electores vota en bloque por los candidatos de un solo partido. 

Aquel mito genial del “voto diferenciado”, ha servido para la justificación discursiva de monumentales fraudes electorales. 

Como el de Puebla en el 2018. 

Por cierto, en aquel proceso Puebla le sumó cerca de 1.7 millones de votos a AMLO. 

Esperan 200 mil votos menos. 

Normal si se toma en cuenta el desgaste natural que tiene como consecuencia el ejercicio de gobierno. 

Tal vez para algunos sean muchos, si se toma como marco de referencia el 65% de aprobación con el que López Obrador cerrará su sexenio. 

Sin embargo, de acuerdo a la radiografía real de cómo se encuentra el partido en el poder en cada una de las entidades federativas, se da por hecho que en el estado existe un voto anti-Morena latente que se va a detonar el día de la elección. 

Sobre todo en lo que se refiere a las zonas urbanas. 

Las de mayor presencia de las llamadas “clases medias”. 

Ese sector social que es el que más se siente agraviado por las políticas públicas y el discurso “anti-aspiracionista” que ha ensayado en cientos de mañaneras el propio presidente. 

Todo lo anterior impacta directamente en los criterios de selección de los candidatos. 

Buscar en estas zonas urbanas perfiles que pudieran ser hasta cierto punto bien vistos por el sector del electorado que todavía no define el sentido de su voto. 

O bien, que no ve en menú previo de posibles candidatos un estímulo para acudir a las urnas el primer domingo de junio próximo. 

Así, a grandes rasgos, está delimitada la estrategia del oficialismo en lo que a Puebla se refiere. 

Ser competitivos en la capital y 7 municipios conurbados, además de arrasar en entidades al interior del estado, cuyas cabeceras municipales sean de alta concentración poblacional. 

Y es aquí donde entra la operación de los priistas. 

O los “ex”, que es prácticamente lo mismo. 

Los que directamente o a través de familiares y amigos ya tienen amarradas cuotas y candidaturas bajo las siglas del partido en el poder. 

No bajo las propias ni de las de sus supuestos aliados electorales, concentrados en un falso Frente Opositor. 

Además de todo esto, todos, absolutamente todos los directa o indirectamente involucrados tendrán que jalar para el mismo lado. 

Independientemente del tamaño de la rebanada que les haya tocado en el reparto del pastel. 

No puede haber medias tintas. 

Dos cosas no perdona López Obrador: la traición y la falta de resultados en materia político-electoral. 

No en vano su partido gobierna 21 estados y controla 2 más a través del esquema de “coalición” (Morelos y San Luis Potosí) 

Así llegarán al 2024. 

Con el mismo mecanismo de control político quieren gobernar los próximos seis años. 

Pobres de aquellos que no puedan con el paquete.        

Lo que les viene será de antología. 

Ya lo verá. 

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