Por Alejandro Mondragón
En víspera de la gran decisión para Puebla, el lenguaje corporal de aspirantes a la gubernatura por Morena es elocuente.
Analistas y comentaristas andan más nerviosos que nadie, como si el periodismo muriera cada sexenio.
Ignacio Mier Velazco anda en la cámara de diputados en la negociación del presupuesto de egresos del presidente Andrés Manuel López Obrador para el 2024, después de sacar las reformas de cancelación de 13 de 14 fideicomisos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y la Ley de Ingresos.
Alejandro Armenta Mier, quien se había separado del cargo de senador tuvo que suspender su licencia para regresar a votar las leyes de Ingreso y anulación de fideicomisos de la Corte.
El señor Huerta se fue a Tabasco a platicar con el maestro de civismo de AMLO y conocer su formación ideológica.
Olivia Salomón organizó una comilona en La Vista Country Club de mole de caderas.
Liz Sánchez abrió una oficina del PT en Tepeaca.
Y Rivera Vivanco, a través de los suyos falsificó un documento que atribuyeron a la dirigencia nacional de Morena sobre la decisión que en Puebla irá mujer. El pequeño detalle es que ese supuesto acuerdo se formalizó el 30 de octubre, cuando apenas era 23 del mes.
A estas alturas ya se saben quiénes irán a las nueve gubernaturas, que no lo digan es otra cosa.
El tema de género causó revuelo en redes, pero salvó Citláli Hernández, secretaria general de Morena, quien dijo que podían ser más hombres que mujeres en las nominaciones, siempre se supo que irían 5 féminas y 4 masculinos, como escriben los reporteros de la fuente policiaca.
Que Mario Delgado haya afirmado: aunque un hombre gane la encuesta, no le garantiza que sea el candidato, pues que se preocupen Omar García Harfuch, en la Ciudad de México; y Ricardo Sheffield, en Guanajuato.
Sólo resta esperar y comenzar con los pésames.
Nada de sopresas, sólo sorprendidas/os.
