Por Alejandro Mondragón
A la pregunta ¿por qué una mujer no encabezará la coordinación de la Cuarta Transformación en Puebla?
La respuesta ya la tienen en Morena y Palacio Nacional: Se entregaría la plaza a la oposición, el cuarto estado con mayor padrón electoral.
Y a estas alturas, por más narrativa que se construya que Claudia Sheinbaum no tiene rival competitiva enfrente, Morena no se puede dar tal lujo.
Por encima de los punteros, ya se pretendió imponer el género mujer, pese a sus puntuaciones estaban por debajo de la línea de la competitividad electoral.
El resultado fue dolorosas derrotas en Durango, Nuevo León y Aguascalientes.
Las presiones sobre que sea mujer el género provienen de dos vías, Luisa María Alcalde, secretaria de Gobernación y las propias interesadas.
Por supuesto que están en su derecho. Faltaba más y nada mejor que la mujer participe en equidad y paridad.
El punto radica en los números bajos que traen, porque una candidatura no se construye en dos años, menos en seis meses o por ser nominada por un Consejo local.
Claudia Sheinbaum es hoy la coordinadora nacional de la 4T porque trae trayectoria de años y logró aprovechar las oportunidades que le brindó operar con gobernadores/as y liderazgos regionales, desde la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
En Puebla, Morena está dos a uno frente al PAN, mientras que Sheinbaum le lleva ventaja de 35 puntos a la carta opositora Xóchitl Gálvez.
Ya la dirigencia morenista dejó en claro que los estatutos han garantizado la equidad y paridad para mujeres en los procesos de renovación de gubernatura y ahora Presidencia de la República.
Peeeero en Puebla la competencia está en dos de género masculino.
Lo contrario forma parte de la matraca y la porra mediática en redes sociales.
