05-05-2024 07:50:10 PM

Los juegos del hambre

Por Valentín Varillas 

 

La publicación de la convocatoria para elegir a los candidatos al gobierno de las entidades federativas que renovarán la jefatura el ejecutivo es en los hechos el banderazo de salida para que todo tipo de servidores públicos hagan hasta lo imposible por seguir viviendo del erario. 

Puebla va a ser uno de los ejemplos claros de esto. 

Vamos a ser testigos de la inscripción al proceso de todo tipo de personajes: 

buenos, regulares, malos, pésimos e infumables. 

La gran mayoría sin la menor posibilidad de transitar siquiera los distintos filtros que aplicará el partido hasta llegar a la designación de los finalistas: 2 hombres y 2 mujeres. 

En el análisis de los perfiles habrá, ya lo verá, hasta bromas de pésimo gusto. 

Pero más allá del decoro o la dignidad, está de por medio la supervivencia. 

La política y la económica. 

Y cuando se trata de estos dos factores, en los hechos todo se vale. 

Absolutamente todo. 

Basta con levantar la mano, hacer un poco de presión, pactar para tener un poco de reflectores, presencia mediática y repetir hasta el cansancio -como un obsesivo mantra- que quieren la gubernatura a como dé lugar. 

Que tienen los tamaños suficientes y la capacidad de sobra para aspirar a la posición, pero, sobre todo: que no se conformarán con menos. 

Ya después, mutarán el discurso, las formas y los modos. 

Una vez que obtengan lo más cercano a lo que realmente desean, legitimarán el proceso y a su vencedor. 

En el discurso -como lo hacen los grandes cobardes- justificarán su rendición apelando a la madurez, a la institucionalidad y al sacrificio personal en aras de la unidad. 

Puras patrañas, por no decir puras mam..as. 

El viejo y más patético teatro del dedazo disfrazado de procedimiento democrático, goza de cabal salud en estos tiempos de supuesto cambio político. 

Misma trama, distintos actores, pero exactamente es un tema de chambismo, nada más. 

De no quedarse sin hueso. 

Aquí no tienen nada que ver ideologías, convicciones, compromisos, ni demás. 

No hay que irse con la finta, aunque la narrativa de los perdedores seguramente va a estar llena de estos conceptos que parecen ser muy ambiguos y abstractos, de acuerdo con los surrealistas códigos, usos y costumbres que norman la dinámica de la política actual. 

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