Por Valentín Varillas
Tal y como sucedió con el proceso mediante el cual se eligió a Claudia Sheinbaum como candidata a la presidencia, en la designación de abanderados en los 9 estados que estarán en juego el próximo año, la operación política recaerá en Adán Augusto López.
Su nombramiento como Coordinador Político de Defensa de la 4T no deja lugar a dudas.
El ex jefe de gabinete cumplió a cabalidad la tarea que le encomendó el presidente López Obrador.
Como comentábamos ayer en este espacio, él fue quien operó la sucesión en el oficialismo, con las instancias de mayor importancia y peso específico dentro y fuera de la Cuarta Transformación.
Además, en su papel de secretario de Gobernación, tuvo la oportunidad de recorrer el país y cabildear con las distintas fuerzas políticas la aprobación en los congresos de los estados de la Reforma a la Guardia Nacional.
No es poca cosa.
El tabasqueño cuenta con un mapa estratégico muy acertado sobre la realidad que vive el Movimiento de Regeneración Nacional en cada una de las entidades federativas e igualmente cuenta con los elementos suficientes para conocer cómo está la oposición.
Esto resulta fundamental en la lógica que se aplicará para la designación de los perfiles que competirán, en donde son gobierno y también en donde la plaza está perdida.
De este análisis saldrán las listas, los vetos y los votos y hasta la definición del género de los candidatos o candidatas.
Igualmente se buscará minimizar el riesgo de fracturas o divisiones.
Algo en el que también tuvo éxito Adán en el proceso de los presidenciables.
Con todo y el tema Marcelo.
Ebrard, más allá del berrinche mediático y los procesos jurídicos, en términos de política real está muy lejos de poner en riesgo los triunfos de Morena que adelantan las encuestas.
Al contrario.
En el remoto caso que tenga los tamaños suficientes para romper con quien le conoce hasta sus más inconfesables pecados, el escenario más probable es que se vuelva un factor de división del voto opositor.
Mejor, imposible.
Es evidente que toda esta estrategia la llevará a cabo de la mano de la inminente candidata presidencial.
Pero Adán Augusto es el hombre de mayor confianza del presidente y el defensor acérrimo de sus intereses políticos.
En presente y en futuro.
Por lo mismo, el inminente próximo secretario de Gobernación del sexenio que viene, tendrá en peso específico enorme en los procesos internos que próximamente enfrentará el oficialismo.
¿A quién beneficia esta realidad en el caso de Puebla?
Sobre todo, porque es un mito aquello de que Sheinbaum ya tiene candidato (a) para el gobierno del estado.
Por cierto, el tema del presupuesto no altera el tablero.
Hay quienes pueden meterse de lleno a la operación y el cabildeo sin necesitar la oficialidad del cargo.
Nada más, para tenerlo en cuenta.
