Por Alejandro Mondragón
Toooodos los aspirantes a las nueve gubernaturas de Morena que se disputarán en 2024 deben olvidarse ya de las encuestas.
Ahora, tienen que estar atentos a las mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador.
La razón es simple: desde el púlpito de la Cuarta Transformación, el mandatario sube y baja aspirantes, sin importar que sean punteros o no.
El primer caso ocurrió con Chiapas, donde López Obrador “agradeció” a Zoé Robledo que se haya quedado en el cargo para consolidar el llamado IMSS-Bienestar.
Era el puntero para el vecino estado del sureste. Conocedores del lenguaje presidencial afirman que bajar a Robledo de la contienda obedeció al castigo contra el chiapaneco por haber otorgado contratos millonarios a empresas ligadas a Roberto Madrazo Pintado.
En la mañanera de ayer, el presidente prácticamente destapó para Tabasco a Javier May, de quien aceptó su renuncia como titular de Fonatur, en pleno arranque de la obra emblemática: El Tren Maya.
López Obrador dijo de May: “Javier cierra un ciclo, va a regresar a Tabasco, está pensando (en la gubernatura) y tiene derecho -como otros- porque aquí no hay dedazo (sic), decide el pueblo, pero sí quiero agradecerle su apoyo”.
La semana pasada había también bajado de la puja por Tabasco a Octavio Romero, director de Petróleos Mexicanos. “Se queda a seguirnos ayudando en el saneamiento de Pemex”, señaló.
Así que señores y señoras suspirantes de Morena dejen de gastar en sondeos o estudios de opinión, porque en los nuevos tiempos de la 4T los destapes y descartes se revelan en las mañaneras.
A despertarse temprano, porque como anda López Obrador no tarda en abordar el caso Puebla.
El 11 de julio pasado, el presidente regañó al secretario de Gobierno de Veracruz, Eric Cisneros, por tapizar de espectaculares el Estado. Horas después Cuitláhuac García bajó a su funcionario de la disputa por la candidatura morenista.
Le digo, las mañaneras reemplazaron las encuestas.