06-05-2024 12:47:29 AM

El sueño de la aplanadora legislativa 

Por Valentín Varillas 

Una de las prioridades en el presupuesto legislativo de López Obrador es que su partido obtenga la mayoría absoluta en las dos cámaras del legislativo federal. 

Algo que no se pudo lograr en el 2018, ni con sus 33 y medio millones de votos. 

Los sondeos que se analizan en el cuarto de guerra del oficialismo no pintan un buen panorama en este rubro, a diferencia de la continuidad en la presidencia de la República. 

Si bien Morena aparece con una indiscutible ventaja, que lo perfila potencialmente como la bancada con mayor número de representantes, la proyección indica que otra vez no les alcanzará para darle forma a la tan añorada aplanadora. 

De ahí que, como parte central del paquete de premios de consolación, dos de las corcholatas que no amarren la candidatura presidencial serán impulsadas como coordinadores en el senado y la cámara de diputados. 

Con esto se pretende generar un efecto de “arrastre” similar al que AMLO detonó en el proceso que lo llevó a Palacio y que le redituó triunfos importantes a su partido en todo el territorio nacional. 

Algo similar se pretende ensayar en los estados. 

Ahí se necesitan votos contantes y sonantes que abonen al número de escaños y curules que estarán en juego el próximo año. 

Por eso se implementará la misma lógica al aplicar la famosa pomada del hueso. 

Quienes compitan por las candidaturas más importantes en las entidades federativas y no obtengan lo que pretenden, lejos de romper, asumirán la responsabilidad de movilizar a cuadros electoralmente competitivos que le sumen posiciones al legislativo con el que coexistirá 6 años quien gane la presidencia. 

Este esquema tiene mucho mayor importancia en aquellos estados en donde se renovará la gubernatura. 

Puebla, entre ellos. 

Si bien hay quienes están jugando sus cartas para ver al final qué acaban negociando, existen personajes a quienes no se ve cómo se le pudiera ofrecer algo menos que la nominación. 

Y eso pondrá a prueba su institucionalidad, su compromiso con el partido y sobre todo: su lealtad al presidente. 

La composición equilibrada en ambas cámaras ha sido uno de los grandes dolores de cabeza para Andrés Manuel y el pretexto perfecto para justificar la falta de resultados concretos en su gobierno. 

Se busca eliminar los siempre incómodos contrapesos para quien lo suceda en el cargo y herede los yerros y omisiones cometidos en el primer sexenio de esta muy bizarra “transformación”. 

Manga ancha para hacer y deshacer a placer, en un intento desesperado porque este barco siga a flote por lo menos seis años más. 

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