Por Alejandro Mondragón
Eso que Xóchitl Gálvez es el fenómeno político electoral del momento, al menos en Puebla, no fue tal.
En su primera gira de trabajo en la capital, no el Estado, ninguna euforia causó entre las y los poblanos, salvo en aquellos personajes, sobre todo, panistas y afines que sirven de cargada.
Cometió eso sí, un craso error, en momentos en que busca posicionarse en el ánimo de las clases medias.
En una entidad en la que el debate por el aborto es una realidad, tema que divide a la sociedad, ha recibido -su despenalización- el rechazo de sectores afines a la causa de Xóchitl: la Iglesia Católica, universidades como la UPAEP, organismos empresariales y Organizaciones No Gubernamentales de derecha.
Peeero venir a Puebla y decir que le vale madre lo que crean esos sectores, porque ella está a favor del aborto y punto, representó una cachetada a los que pretende conquistar como la real opción contra la 4T.
Puebla fue el primer estado al que acude y no le dice a sus Xóchitlovers lo que querían escuchar. Ya había fijado en otros momentos su posición sobre el aborto, pero machacarlo en un estado conservador, constituye una afrenta.
Gálvez tuvo una gira plagada de lugares comunes, frases hechas, presentarse como la única que no le teme al presidente Andrés Manuel López Obrador y realizar un carrusel en medios para el olvido.
En las redes sociales, todos presumieron sus selfies de Xóchitl sube, ella baja, también ríe, abraza y anda en bici, pero en la calle, en la vida real, no entusiasmó.
Su visita se quedó en fotos y videos en los que expresó más de lo mismo. Simplemente decepcionante.
Así, la Cuatroté seguirá gozando de cabal salud.
