Por Alejandro Mondragón
Detrás de la última visita a Puebla de Adán Augusto López se registró una soterrada pugna, entre dos grupos que pretenden controlar la campaña del tabasqueño.
Incluso, se desencadenó la violencia con las agresiones de uno de estos grupos a policías que recibieron el “pitazo” para impedir la pinta de bardas.
De un lado, aparecen los jarochos con Víctor Manuel Cortés Regis, responsable de la asignación de camionetas con placas de otros estados.
Rubén Peña Santaella como encargado del operativo de los brigadistas en tierra. Carmelo Huesca como administrativo; Roberto Villarreal, encargado de la capacitación; y Érika Luna Tovar, proveniente de Fuerza por México.
Todos ellos coordinados en Puebla por el diputado Roberto Solís.
Por su relación directa con Adán Augusto figura el empresario Fernando Padilla, como el enlace directo y a cargo de Los Jarochos.
A este grupo pretende desplazarlo otro, el de Francisco Ramos Montaño, quien también pretendió apropiarse de la gira de Adán Augusto López.
Ya en una capacitación, en mayo, en el salón Los Girasoles de San Andrés Cholula, a mitad del encuentro con brigadistas Ramos se echó su comercial y quiso adjudicarse la organización de la reunión, ante el enojo de Los Jarochos.
Lo cierto es que el exsecretario de Gobernación dio su lugar a Roberto Solís y Los Jarochos, a pesar de que el otro bando pretendió excluirlos y dejar en claro su capacidad de movilización.
De hecho, aunque su coordinación nacional de campaña señaló que los únicos responsables en Puebla son Francisco Ramos y Gerardo Mejía, en el mitin del domingo Solís y Los Jarochos ahí estuvieron.
Está claro que Adán Augusto tiene a su hombre de confianza en Puebla se llama Fernando y apellida Padilla.
