22-11-2024 08:01:27 AM

Que nadie se espante

Por Alejandro Mondragón

 

En el imaginario colectivo se ha sembrado la tesis que “hay tiro” para la presidencia en el 2024.

 

Y todo porque en lo más alto de la ola han colocado a la senadora panista, Xóchitl Gálvez, en un tú a tú frente a Andrés Manuel López Obrador.

 

Tal expectativa se registra ya en las encuestas que la ponen, frente a Claudia Sheinbaum o Marcelo Ebrard, a diez puntos por debajo de las corcholatas morenistas.

 

Pero además en el propio Frente Amplio por México hay voces que piden la declinación de todos, a favor de la exdirectora de la Comisión de Pueblos Indígenas en tiempos de Vicente Fox.

 

A once meses de la jornada electoral, todavía falta mucho por ver, aunque desde la Cuarta Transformación ya estableció el propio López Obrador la narrativa contra Gálvez.

Los opositores creen que en las mañaneras se le hace la campaña a Xóchitl, cuando en realidad le arrebató la narrativa que una mujer que se declara de la cultura del esfuerzo en realidad es igual que todos: traficante de influencias.

 

El costo político de machacar, una y otra vez, el caso de Xóchitl -como representante de los intereses de la mafia del poder- lo paga el mandatario, pero sus corcholatas siguen en su campaña por representar a la 4T.

 

El 6 de septiembre ya se tiene lista la cargada de gobernadores, mandatarias, senadores, legisladores federales y locales, alcaldes para arropar en 23 entidades federativas al abanderado/a de la 4T.

 

Y con eso se pretende eclipsar a la carta más viable de la oposición: reducirla a la expresión de “traficante de influencias”.

 

La guerra será atroz en redes sociales, en los foros de discusión y la misma calle.

 

Que nadie se espante.

 

Es la lucha por el poder, en la que López Obrador no cederá ni un ápice.

 

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