03-05-2024 05:34:42 PM

El Huachicol y su base social

Por Alejandro Mondragón

 

Si alguna entidad enfrenta, desde los años dorados del morenovallismo, la construcción de una base social para proteger delincuentes, esa es Puebla.

 

El presidente Andrés Manuel López Obrador señaló que el crimen organizado cuenta de una base social que le protege para que pueda actuar en completa impunidad en zonas como Guerrero y Michoacán.

 

El huachicol fue el principal negocio que se expandió con pingües ganancias en Puebla, gracias a la llegada de la planta automotriz AUDI.

 

Desde mover toneladas de tierra en San José Chiapa, lo que implicó miles de camiones que arribaban al lugar abastecidos, en su gran mayoría, con hidrocarburo sacado de los ductos de Pemex.

 

Se corrió la noticia y todos le entraron al negocio. Unos para perforar ductos, otros en su resguardo en bodegas o camionetas de lugareños y transportistas que hallaron en la gasolina barata, una forma de bajar costos.

 

A partir del 2013 se conformó el llamado “Triángulo Rojo”. El modelo de negocios se enraizó en la médula ósea de los pueblos con líderes protegidos por autoridades y pobladores.

 

En seis municipios de la llamada zona del Triángulo Rojo: Tepeaca, Tecamachalco, Palmar de Bravo, Quecholac, Amozoc y Acajete se concentraron 7 de cada 10 tomas clandestinas de gasolina de Pemex.

 

Ahora existen bandas de huachicoleros, protegidas por familias (amas de casa y menores de edad), porque las autoridades lo consintieron.

 

De los seis municipios donde gobernaron los huachicoleros, cuatro: Tecamachalco, Palmar de Bravo, Amozoc y Acajete, pertenecían al morenovallismo. Fueron los operadores del ex gobernador de Puebla, en la búsqueda de la candidatura presidencial.

 

Al PAN, PRD y Pacto Social de Integración, pertenecían los ediles, quienes en campañas siempre recibieron el apoyo huachicol con pago de comidas, regalos a los asistentes, traslados y, por supuesto, gasolina a mejor precio.

 

Los otros dos municipios, Quecholac y Tepeaca, emanados del PRI, con sus autoridades muy cercanas al morenovallismo, al margen de sus dirigentes de aquella época.

 

Autoridades municipales que se hicieron de la vista gorda, dejaron que las familias también se volvieran parte del negocio.

 

Ese legado pretende que regrese a Puebla. Vaya estulticia.

 

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