Por Alejandro Mondragón
Los hijos en su ambición por apoderarse de fortunas son capaces de traicionarse, deshonrar a la familia y dilapidar el legado del padre.
No, no me refiero a la exitosa serie de HBO, Succession, que retrata el caso de la familia disfunsional, dueña de un imperio empresarial de comunicación, que termina por desnudar la realidad de cada hijo, ante la ausencia de su progenitor.
Tampoco abordo el comportamiento sociópata de Kendall, Roman y Shiv, pero sí existe una analogía en el actuar de otros hijos.
En Puebla, le he comentado el caso de los terrenos de Lomas de Angelópolis, en la que la familia Posada ha hecho todo -usar al poder legal, ejidal y político- para apropiarse de ellos.
Ello incluye a los hijos de Héctor Montiel, colaborador en Al Portador.
Sus hijos intentaron, con el respaldo de Los Posadas (cualquiera podría ser Lucas Matsson de la serie de referencia que acaba por quedarse hasta con la dignidad de los hijos de Logan, el patriarca de la familia en Succession) despojar de la herencia que su difunta madre había dejado.
Resulta que después de ocho largos años, un peritaje realizado por el Instituto de Ciencias Forenses de la Fiscalía General del Estado resultó que los jóvenes Héctor, Catalina y Constanza, hijos de Montiel sí estamparon las firmas que decían que su padre les había falsificado.
Dentro de la Averiguación Previa 181/2016/AMP04 que interpusieron para encarcelar a su progenitor acusándolo de falsificación y fraude, se llevó a cabo el análisis de sus firmas y, como se demuestra con el peritaje, el Contrato de Donación por el que su padre les cedió la mitad del predio que se encuentra en Lomas de Angelópolis, sí es verdadero.
Trataron de desconocer que la Fiscalía, por Ley, es la encargada de investigar los delitos y sus periciales son definitivas, los Montiel Romero ahora ejercen su derecho al pataleo, quizá también para justificar el engaño que hicieron a sus socios los Posada Coeto a quienes juraron y perjuraron que no eran sus firmas.
El resultado fue concluyente y echa por tierra todas las calumnias vertidas, en contra de su padre a quien pretendieron encarcelar.
La Fiscalía actuó como la autoridad que reclaman los y las poblanas.
Sí, como bien dice el presidente Andrés Manuel López Obrador, la calumnia cuando no mancha, tizna, esta vez el peritaje tiznó a los vástagos.
Vaya analogía en la versión poblana de Succession.