Por Valentín Varillas
Casi un millón de firmas de apoyo tendrá que reunir como requisito quien quiera convertirse en el candidato del PAN a la presidencia de la República.
Esta es una propuesta que el propio líder nacional del blanquiazul, Marko Cortés, quiere integrar a la convocatoria.
El reto parece, más que titánico, imposible.
Previo a la presidencial del 2018, el partido llevó a cabo una intensa depuración de su padrón de militantes, para transparentar el proceso de sus candidatos a un cargo de elección popular.
Sobretodo, en lo que a la presidencial se refiere.
En ese tiempo, Rafael Moreno Valle era uno de los principales aspirantes a la nominación y precisamente, el principal responsable de haber manipulado a conveniencia el listado oficial.
De esa manera, pudo hacer y deshacer al interior con absoluta libertad y a conveniencia.
Así, colocó a sus incondicionales en puestos estratégicos en la toma de decisiones importantes y con muchos millones de por medio, impuso a dos presidentes nacionales.
Eukid Castañón fue quien diseñó y opero principalmente aquella estrategia.
Y dio excelentes resultados.
En el 2017, la Comisión de Transparencia y Reingeniería del Padrón, que fue encabezada por Ernesto Ruffo, depuró en más de un 30% el total de militantes.
De 480 mil, se redujo a poco más de 350 mil inscritos.
En este 2023, se habla de cerca de 390 mil.
Es decir, quien intente competir por la presidencia, como candidato del principal partido opositor del país, tendrá que conseguir cerca de 600 mil firmas.
Tomando en cuenta que todas las encuestas muestran que Acción Nacional -con o sin alianza- perderá contundentemente, pensar que ciudadanos comunes y corrientes pudieran llegar a afiliarse en esa cantidad es una auténtica locura.
¿Y entonces?
¿Recurrirán, como muchos otros, a aquellas empresas que venden sus servicios de obtención de firmas?
Aquellas en donde hasta los muertos participan.
¿O van a optar por volver a inflar artificialmente el padrón?
Total, ya Moreno Valle y sus operadores les dejaron el camino andado.
Aquí la pregunta es ¿quién va a ser el Eukid de Markito?
Y sobre todo: ¿podrá dar los resultados que en su momento, el hoy preso en Durango, le dio al partido?
Le contesto de una vez: no hay manera.
Ni de chiste.
A ver cómo le hacen.