02-05-2024 11:31:33 PM

Contingencias y basura digital

Por Valentín Varillas  

 

La infodemia: el más infeccioso y letal virus de la modernidad. 

Infaltable, cada vez que surge algún tema de alto impacto social, o de gran interés en términos de opinión pública y publicada. 

Imposible que no se diera este fenómeno en medio del aumento en la actividad volcánica del Popocatépetl. 

Se hizo presente, con toda contundencia y de qué manera. 

Desde que se ligaron varios días con caídas inusuales de ceniza, empezó la génesis. 

El cénit llegó el pasado fin de semana. 

Mensajes, miles, que aseguraban que las autoridades nos estaban engañando. 

Que era necesario ya que el semáforo volcánico mutara a rojo y que se diera de inmediato el desalojo de las comunidades aledañas al coloso. 

¿Por? 

¿Bajo qué argumento? 

Son incontables y de lo más variado, pero todos convergen en que, para ellos, la situación es mucho más grave de lo que nos quieren hacer saber. 

Y lo sostienen hasta el momento, con todo y el esfuerzo informativo de las representantes de los distintos niveles de gobierno. 

Es el “sospechosismo” puro. 

En su estado natural.  

Y contra él, no hay defensa que valga. 

Mucho menos en el infantilismo que predomina en el contendido de la enorme mayoría de los mensajes que circulan en redes.  

No fueron suficientes los argumentos de quienes, bajo al cobijo de la ciencia, se encargan de determinar las políticas públicas que se deben de llevar a cabo en el momento actual en el que se encuentra la contingencia volcánica. 

Lo increíble es que, todo esto se intensificó después de la rueda de prensa que el domingo en la noche llevaron a cabo autoridades estatales y federales que cuentan con datos de primera mano, que son el resultado del monitoreo permanente del Popo. El que, por cierto, llevan décadas llevado a cabo. 

A partir de ahí, lejos de que llegaran las certezas, el caos se masificó. 

No sirvieron como vacuna, los datos dados a conocer por el director del Cenapred, ni de los sistemas nacional y estatal de Protección Civil . 

Tampoco los de los representantes de la Guardia Nacional, del gobierno del estado, ni del resto de las instancias civiles y militares que, desde su respectivo ámbito de competencia, aportaron información. 

“Nos están mintiendo”- fue el común denominador de la sentencia emitida por los millones que integran este auténtico jurado de lo absurdo. 

“Los militares no tienen ni los efectivos necesarios, ni la capacidad de desalojar a tiempo a los habitantes de los municipios vecinos”- concluyen a botepronto. 

“No están capacitados para aplicar de manera efectiva el Plan DN 3, con los protocolos necesarios para salvaguardar su seguridad” –  

“Falso que en 12 horas se puedan habilitar, con todo lo necesario, los espacios destinados para operar como albergues, en caso de que sea necesario. 

Y así: hasta el infinito y más allá. 

Hicieron gala de sus maestrías en geología y vulcanología, además de sus respectivos doctorados en desastres naturales. 

Imposible saber si esto va a escalar. 

Si los escenarios dantescos que el morbo alimenta y la masa replica, se van a dar o no. 

Es probable, por supuesto, que el desalojo de comunidades proceda. 

Probablemente, al momento de leer estas líneas pudo haberse dado ya.   

Esto hay que verlo y analizarlo teniendo como materia prima el dato duro. 

Lo que está sucediendo en el momento. 

En cuestión de horas, la realidad puede cambiar. 

Aquí no se vale el “se los dije”. 

Existen protocolos oficiales muy claros que dictan cómo y en qué momento actuar y qué tipo de decisiones llevar a cabo. 

A nadie le conviene la inmovilidad. 

Mucho menos a las instancias oficiales; las que más perderían en términos de confiabilidad e imagen. 

En términos reales, es tan nocivo no hacer nada, como intentar hacer mucho de manera anticipada. 

Pero la realidad es que las especulaciones, la desinformación, las mentiras arteras, las medias verdades y hasta los montajes, seguirán imponiéndose a todo lo que manejen las fuentes oficiales. 

Basura que mete mucho ruido social, que norma el actuar de algunos y que vuelve mucho más complicado el que las mayorías se comporten de manera adecuada, en caso de que llegue la emergencia real. 

 

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