Por Alejandro Mondragón
Luis Miguel Barbosa ya no vive para explicar a los poblanos las razones y todo el proceso de compra del terreno para la nueva sede del Congreso del Estado.
Peeeeeeero sí puede hacerlo la inefable secretaria de Planeación y Finanzas, María Teresa Castro Corro, responsable de toda la operación por instrucciones del exgobernador finado.
Hasta el momento, medios de comunicación que han abordado el caso del predio en la zona de Los Fuertes han señalado como autor intelectual y material de la transacción al diputado local priista, Jorge Estefan Chidiac.
El legislador en su intento por responder tanto lo que le toca, como lo que no, ha sido incapaz de controlar sus emociones y acusa a los periodistas de lanzar una campaña en su contra.
El punto es que la secretaria de Planeación y Finanzas aparece ajena, intocable, ante la adquisición del predio que ya es motivo de polémica; ya se afirma que se trató de un caso de tráfico de influencias.
María Teresa Castro no responde, porque tampoco le preguntan.
Sólo van contra Estefan y familia.
Es ella, la figura central de este asunto porque fue la que negoció, pagó y tendría que dar detalles sobre las motivaciones para la adquisición del terreno.
Ya se sabe que experiencia tiene para temas financieros. Ahí está su responsabilidad en las inversiones por más de 600 millones de pesos en un banco, Accendo, que tres meses después de recibir el dinero se declaró en quiebra y el recurso, aunque diga lo contrario, ya se perdió.
En tiempos de transparencia es obligación de los funcionarios responder por el uso del dinero público, de los periodistas preguntar; y de la sociedad, saber.