Por Alejandro Mondragón
Un personaje que se convirtió en el fiel de la balanza, en lo que se avecina políticamente en Puebla, es el gobernador Sergio Céspedes Peregrina.
El propio presidente Andrés Manuel López Obrador lo dejó más que claro en el desfile del pasado 5 de Mayo.
No se trató de un encuentro para presenciar la parada cívico-militar, ofrecer apoyo federal a los proyectos poblanos, sino para expresar algo que en López Obrador es difícil obtener: su confianza.
Los tres presidenciales también lo asumieron: Claudia Sheinbaum, la jefa de gobierno de la Ciudad de México; el canciller Marcelo Ebrard; y el secretario de Gobernación, Adán Augusto López.
El propio mandatario federal escuchó de otros góbers que en Puebla hay diálogo y entendimiento para sostener la ruta de la Cuarta Transformación. La de Tlaxcala, Lorena Cuéllar lo expresó sin cortapisas.
Las relaciones entre la Federación y el Estado han quedado restablecidas, luego de años de enfriamiento.
Ahora lo que sigue es consolidar el proyecto de AMLO para el país. Ganar con votos la contienda por Palacio Nacional del 2024 y, por ende, sacar adelante la gubernatura, mayoría en el Congreso del Estado y aportar lo que se requiere para el Plan C presidencial en las cámaras de diputados federales y senado.
La estructura que se ha ido conformando años atrás con liderazgos regionales, alcaldes y militantes morenistas se prepara la operar en función de lo que la Cuatroté resuelva.
Y en la balanza ya tiene AMLO al personaje que escuchará y conocerá sobre el statuo quo de la política en Puebla.
El Plan C de acudir al voto para ganar mayorías absolutas está en marcha y en Puebla ya se velan armas.
