Por Alejandro Mondragón
Un fin de semana de destapes padeció Puebla, en un escenario de alarma por el estado de salud de Andrés Manuel López Obrador.
Está claro que los tiempos se van a adelantar más, para cuidar un proceso que reviste la prioridad número uno para el húesped de Palacio Nacional.
El lenguaje corporal de los y las destapadas define mucho el alcance de sus aspiraciones.
Cheque usted.
Ignacio Mier Velazco, el diputado federal, recibe en su conferencia dominical la llamada telefónica del secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien horas después asume el control del gobierno ante la enfermedad del Presidente.
Alejandro Armenta Mier en gira por Libres suma a su causa a Éric Cotoñete, exoperador del finado Luis Miguel Barbosa.
Julio Huerta se viste de beisbolero y posa para la foto con la botarga de Los Pericos de Puebla.
Rodrigo Abdala, el superdelegado de Bienestar, ya destapado se vuelve a tapar.
Claudia Rivera Vivanco expresa sus aspiraciones por la gubernatura, se lanza contra el barbosismo y dice que llegó la hora de las mujeres. Horas después la Fiscalía del Estado la cita a una comparencia de imputación en su contra para el 31 de mayo por discriminación en contra de su exconsejera Jurídica, Yasmín Flores Hernández. El karma pues.
Maria Luisa Albores, secretaria de Semarnat, que presume raíces en Cuetzalan, después de su gira por Puebla se regresa a la capital del país.
Otros más se suman. David Méndez, exsecretario de Gobernación; Norma Layón, la alcaldesa de Texmelucan, donde ya hay más bardas pintadas que detenidos ante la violencia que se vive en la región.
En tanto, el jefe político de Puebla, el gobernador Sergio Céspedes Peregrina, abriendo las puertas para escuchar a quiénes antes no se quiso oír.
Y lo que falta por ver.