18-05-2024 06:53:16 PM

Ustedes y ellos espían

Por Valentín Varillas

 

El gobierno de México sigue siendo uno de los consumidores principales, en todo el mundo, del software Pegasus.

Aquel que históricamente se utiliza, no para hacerse de información importante en materia de seguridad nacional, sino para intervenir las comunicaciones de políticos opositores, activistas anti-4T y periodistas críticos.

Un reportaje del New York Times que cita información oficial de la empresa, no deja lugar a dudas.

Es la misma realidad que se vivió en el sexenio del priista Enrique Peña Nieto, cuando se destapó el escándalo.

Un escándalo que, por cierto, fue utilizado electoralmente por los candidatos de Morena en las campañas del 2018.

En Puebla por ejemplo.

Aquí, Rafael Moreno Valle era uno de los clientes VIP de la empresa israelí NSO Group, la que vende y distribuye el programa.

Para nadie es un secreto que el panista vivía obsesionado con hacerse de información privilegiada, potencialmente dañina o escandalosa, no sólo de quienes consideraba como sus enemigos.

También los integrantes de su círculo más cercano eran espiados con el fin de evaluar permanentemente su actuar y detectar posibles actos de traición.

Rafael le “puso cola” al presidente Peña y a Osorio Chong, su secretario de gobernación

Paranoia pura.

Eukid Castañón, su hombre de confianza, fue a quien le dio la encomienda.

Reclutó a un ejército de espías que, además de aplicarle el marcaje personal ordenado a los personajes indicados, también recibieron la orden de su jefe directo de espiar a Rafael.

Y a Martha Érika.

La triste crónica del espía espiado.

Y lo peor: como estrategia de supervivencia, los espías espiaban a Castañón y se espiaban entre sí.

Cientos de millones de pesos del erario poblano eran destinados para este fin.

Estar a la vanguardia y tener acceso a tecnología de punta en el mundo del espionaje, no es nada barato.

Tampoco el pagar la infraestructura material y humana para operar semejante red.

Cuando el tema escalo mediáticamente, hubo materia prima muy valiosa para la lucha política.

Miguel Barbosa y Fernando Manzanilla le sacaron el mayor jugo posible.

Apoyándose en el testimonio y la posterior denuncia de uno de los espías, llegaron hasta el senado para dar una rueda de prensa y exponer lo que pasaba en Puebla.

Los medios nacionales eran el reflector perfecto para tener la caja de resonancia óptima para replicar el tema.

Y la jugada les salió muy bien.

El gobierno poblano quedó exhibido.

Por cierto, después de la muerte de RMV y el encarcelamiento de Eukid, una de las grandes interrogantes que hasta la fecha no tienen respuesta es: ¿qué pasó con todo el equipo que se compró para espiar?

¿Quién se lo quedó?

¿Se sigue usando y ahora quiénes se benefician de tenerlo?

En estos tiempos de supuesta transformación, los que enarbolaron la bandera del cambio hacen lo mismo que tanto criticaron.

¿A qué hora salen los liderazgos de Morena a criticar al gobierno federal, por seguir comprando y utilizando software para intervenir ilegalmente comunicaciones privadas?

¿Se atreverán?

¿O ahora sí se vale?

No cabe duda de que siguen empeñados en demostrarnos que son lo mismo: exactamente iguales.

 

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