05-05-2024 11:59:28 PM

Ugalde y la paternidad involuntaria de Morena

Por Valentín Varillas

 

Si de verdad hubo fraude en la elección presidencial del 2006, el INE de Luis Carlos Ugalde fracasó monumentalmente en su misión de garantizar un proceso limpio, transparente, apegado a derecho, en donde se respetara a cabalidad la voluntad de la mayoría de los mexicanos que salieron a votar.

Si no fue así, el INE de Luis Carlos Ugalde fracasó monumentalmente en dar las certezas necesarias para darle credibilidad al resultado y fortaleza a la institución que presidía.

Y más allá de la veracidad de cualquiera de los dos escenarios, la consecuencia de aquel conflicto post-electoral fue la génesis de lo que hoy es el Movimiento de Regeneración Nacional.

Su mito fundacional es aquel fraude, o supuesto fraude, que hasta la fecha sigue grabado a sangre y fuego en el imaginario colectivo de millones de mexicanos.

33 y medio, por lo menos, que así lo expresaron en las urnas en el 2018.

Aquel proceso y sus consecuencias, fueron la materia prima de la que se alimentó el discurso y la construcción de la figura del hoy presidente López Obrador.

El opositor por antonomasia.

La siempre víctima de los eternos complots.

El único decente, puro, virginal y honesto.

Ugalde y su pésimo manejo de aquella crisis, en lo institucional y en lo mediático, involuntariamente definió en buena parte lo que estamos viviendo hoy como país.

Defenestrado y desprestigiado, Luis Carlos encontró cobijo en dos personajes con los que siempre tuvo mucha cercanía: Elba Esther Gordillo y Rafael Moreno Valle.

Se convirtió en uno de sus asesores más importantes en lo que a temas electorales se refiere.

Ni Rafael ni “la maestra” pueden ser considerados, ni de broma, como demócratas.

Mucha de la logística que aplicó el gobernador de Puebla en su estrategia de eternizarse en el poder a través del control absoluto de sus opositores y la entrada “fantasma” de millones para el financiamiento irregular de todo tipo de campañas.

Hoy, López Obrador pretende darle un golpe mortal al Instituto.

Una regresión a aquellos tiempos de partido único en donde el gobierno era la voz cantante en la organización de los procesos electorales.

No sorprende.

La génesis política del actual grupo en el poder está en aquel viejo tricolor y su actuar se sostiene en aquellos anquilosados usos y costumbres.

Con este pretexto: el ataque a la autoridad electoral y su consecuente amenaza a la democracia mexicana, Luis Carlos Ugalde recorre el país dando asesorías, pláticas y conferencias.

El jueves viene a Puebla.

Escucharemos pues, simplemente, una retórica basada en lo que en teoría tendría que haber hecho en su momento como presidente del Instituto y que en los hechos, no fue siquiera capaz de lograr.

Nada más.

Vaya desperdicio de tiempo, dinero y esfuerzos.

 

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