Por Alejandro Mondragón
Una de las medidas que tanto se ha presumido en la Cuarta Transformación es la ampliación a seis días del periodo vacacional de los trabajadores en las empresas.
Visto al bote pronto, la reforma que entró en vigor el 1 de enero del 2023 es una conquista laboral sin precedentes, a favor de la mano de obra.
Peeeeero el grave problema radica en su aterrizaje para las empresas. Para empezar hay que revisar el porcentaje de integración de los seis días adicionales en el salario.
Y es cuando ya no salen las cuentas a los negocios, debido a que todos definieron sus presupuestos salariales anuales.
Por poner un ejemplo, si se tiene un presupuesto del un millón o diez millones en nómina, habrá que disponer de un adicional de 300 mil pesos y 3 millones de pesos más.
Ello qué significa que las empresas no disponen de los recursos adicionales para sumar las llamadas “vacaciones dignas”.
Entonces, ajustan su presupuesto a partir de despidos de personal que comenzaron a ejecutar para no desfasar su presupuesto.
Así, habrá trabajadores que gozarán de sus “vacaciones dignas” a costa del cese laboral de otros compañeros de trabajo.
Una medida populista ya trae consecuencias.
La peor queja de los empresarios es que sus dizque representantes del sector, cámaras y agrupaciones patronales, mantienen un silencio cómplice.
Dejan a la deriva a los suyos.
Todo un galimatías.