Por Alejandro Mondragón
Se viven tiempos de canallas, en los que se asume el retorno de aquellos personajes que hicieron del ejercicio del poder un modelo de negocios.
O quienes se fueron van a regresar o aquellos que atacaron al barbosismo con rudeza innecesaria tendrán cabida en los actuales tiempos.
Nada más alejado de la verdad. Luis Miguel Barbosa (q.e.p.d) los trajo a raya con la aplicación de la Ley y denuncias que continúan su curso.
Si alguien no trae cola que le pise andará sin problemas, peeeero de lo contrario que sigan en su madriguera y respeten la investidura.
El gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina optó aplicar la Ley y que avance el curso de todos los procesos.
La actual administración arrancó con embates de personajes que están convencidos que el barbosismo dejó de existir.
Por el contrario, se evalúa absolutamente todo, donde el papel de Doña Rosario Orozco de dar un paso al costado para que perdure el legado de su marido.
De ahí que el gobierno de Sergio Salomón sigue con el respaldo de Palacio Nacional y la alianza con Claudia Sheinbaum, cuyos alcances están por verse.
Por eso se equivocan incluso operadores de casa que ya realizan acuerdos por debajo de la mesa con los enemigos del grupo gobernante.
Ahí está el caso de Juan Pablo Cortés, actual director del Centro Estatal de Agua y Saneamiento, pero opera temas electorales en el Instituto Estatal y Tribunal local.
¿Cómo va a explicar sus encuentros con el ex síndico municipal de Claudia Rivera, Gonzalo Castillo, en el restaurante Serata de Solesta?
Esas laaaaaargas sobremesas para apoyarse mutuamente en el intento por alcanzar una diputación en 2024, al margen del barbosismo.
Vaya, vaya.