Por Alejandro Mondragón
Al menos la oposición, el PRI, ya definió el proyecto de nación que pretende para echar del poder a la Cuarta Transformación: la restauración del salinismo.
Sus cartas que ya se placean en foros cerrados y de partido, Beatriz Paredes, Claudia Ruiz Massieu, Ildefonso Guajardo, Enrique de la Madrid y Alejandro Murat está ligados generacionalmente con el neoliberalismo de Carlos Salinas de Gortari.
Y es precisamente la antítesis de la 4T, ese modelo que Andrés Manuel López Obrador ha intentado de aniquilar por ser el responsable de abrir la brecha entre ricos y pobres.
Los priistas ya se la creyeron. Están convencidos de ser mejor opción que panistas y perredistas, lo que sin duda significa un clavo más al ataúd de Unidos, antes Va por México.
Esconden hoy su proyecto salinista de nación en la defensa de los órganos autónomos. Se sumarán a la marcha a favor del Instituto Nacional Electoral. Serán los demócratas que en el ejercicio del poder, años atrás, fueron autoritarios.
El PRI sabe del bajo perfil de los abanderados del PAN y PRD, aunque su cola sea más larga que la lista de militantes de ambos partidos.
Todos quieren la silla presidencial a partir del desdoro del gobierno de López Obrador. Hasta ahora la oposición no había expuesto el país que quiere, ajeno a la Cuatroté.
El PRI y sus aspirantes a Palacio Nacional ya lo dejaron en claro con su pasado, lazos y genes: la restauración del salinismo en el país.
No es un asunto menor, por los intereses económicos y políticos que heredó el expresidente Salinas en el país.
Van a regresar por más.