Por Alejandro Mondragón
Con lupa y sondeo espejo habrá que analizar la encuesta de Morena para definir candidato a gobernador en Puebla.
Un antecedente debe servir de ejemplo para evitar lo que en política se conoce como chicanadas.
Lo padeció el hoy gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, quien en diciembre del 2020 fue víctima de la manipulación.
Resulta que la encuesta que salió en víspera de la Navidad de ese año lo ponía en tercer lugar, mientras a su principal contrincante Gerardo Vargas Landeros, ex coordinador de Redes Sociales Progresistas y exfuncionario con Mario López, en el primer sitio.
En segundo sitio quedó Beatriz Adriana Zárate, diputada local sinaloense.
A todos sorprendió lo ocurrido en el proceso, no sólo que fue el candidato con mayor intención al voto, sino que era el favorito de Andrés Manuel López Obrador.
El presidente llamó a cuentas a los dirigentes de Morena. Menuda sorpresa se llevó cuando su encuestadora de cabecera Covarrubias y Asociados daba el triunfo -en la encuesta espejo del partido- a Rubén Rocha.
¿Pues qué pasó?
Que en la encuesta partidista no cambiaron los números, sino los nombres. A Rocha que había quedado en primer lugar lo mandaron al tercer y al que estaba muy abajo lo pusieron como el ganador.
La revisión del sondeo confirmó la trampa y Rubén Rocha hoy gobierna en Sinaloa.
Y es que la evaluación que se prepara para los candidatos que competirán en el país en 2024 no se evaluará sólo el posicionamiento, conocimiento, intención al voto, sino cercanía con el pueblo y respeto a la mujer.
Que Sinaloa sea la excepción, no la regla.
