Por Alejandro Mondragón
Toooodos los días en la mañanera del gobernador Luis Miguel Barbosa el amarre de navajas con el alcalde Eduardo Rivera Pérez es la constante.
Lo relevante es la forma en la que el propio mandatario ataja los temas. Afirma que es muy frío en el análisis.
Y cierto, cuando se trata de asuntos ligados a la política partidista marca su raya.
Peeeeeero si el caso se refiere a acciones oficiales conjuntas, Barbosa es muy claro.
El gobernador acudió a la ceremonia de El Grito de Independencia en Palacio Municipal, acompañado en el balcón por Rivera Pérez y esposa, y luego lo invitó a la cena con los suyos en Casa Aguayo, donde compartieron el pan y la sal.
Ahora, el alcalde Rivera presenta su primer informe de labores, el próximo 10 de octubre, y el gobernador Barbosa confirmó públicamente su asistencia.
“Es un acto oficial”, subrayó.
El propio Rivera ha sido muy cauto en los temas que involucran a las respuestas y silencios del mandatario poblano.
No le entra a la confrontación y antepone el trato institucional.
Se ha comentado que conforme se acerque el proceso electoral, la mejor distancia de ambos será la mayor.
Sin embargo, ahora los dos, Barbosa y Rivera, salvaguardan la relación institucional, sin menoscabo de la estabilidad política.
Claro, los medios no tienen esa agenda, traen la suya, en la que siempre los gobiernos enfrentados dan nota.
