Por Alejandro Mondragón
Los únicos que parecen que siguen con la misma mentalidad de “Papá Gobierno” son los dirigentes empresariales, ante una realidad que ya cambió.
¿Ya revivió Puebla?
Al menos en los ámbitos turístico y comercial se observan resultados concretos. Datos duros, pues.
La ocupación hotelera ha llegado hasta 90 por ciento los fines de semana; las ventas comerciales han repuntado 20 por ciento.
Esta temporada se venderá un millón de chiles en nogada más que el año pasado, amén que Puebla dejó de ser una entidad de paso.
El Estado recibió 5.5 millones de visitantes de enero a junio del 2022, lo que significó una derrama económica de 5 mil 200 millones de pesos.
Lo novedoso es que la afluencia de visitantes extranjeros y nacionales no se concentró en Puebla capital y zona metropolitana, sino que los Pueblos Mágicos acogieron la mayor parte de los turistas.
Ante tales datos, resulta por demás lamentable que empresarios del sector sigan en las mismas: en espera que el gobierno les subsidie sus proyectos o promociones, sin que ellos inviertan nada.
Es más, pretenden que sólo a sus negocios se les favorezcan por encima del sector, ecuación que cambió el gobierno de Luis Miguel Barbosa de apoyar a todos los productores, restauranteros y comerciantes, no a los líderes.
Ahora, los empresarios han insistido en que el erario apoye su clúster de turismo médico en Puebla que arrancó desde el año pasado en la gestión de Claudia Rivera Vivanco, y que prometió el actual ayuntamiento por la vía de uno de los suyos, Alejandro Cañedo Priesca en darle continuidad.
Ya les dijeron por todos los medios que se acabaron los privilegios y no habrá dinero público en proyectos inviables, como ha quedado demostrado en los hechos, sino para qué piden recursos estatales.
Se quedarán como su Festival del Globo, volando en el infinito.