Por Alejandro Mondragón
Por su visión ideológica de gobierno, la distancia entre el gobernador Luis Miguel Barbosa y el alcalde Eduardo Rivera Pérez será abismal.
Y más conforme se acerque la fecha de la elección del 2024, en la que se renovará Presidencia de la República, Gubernatura, Senado, Legisladores Federales, Congreso local y alcaldías.
Sólo hay que algo que no va a cambiar. Barbosa seguirá de gobernador en plena guerra electoral y entregará el cargo en diciembre del 2024.
Los demás se jugarán al todo o nada, en función de la trinchera en la que se hallen para la madre de todos los comicios.
¿En qué posición estará Rivera Pérez? ¿reelección en la alcaldía? ¿candidatura a gobernador?
Aunque en los hechos es el más destapado de todos, el edil panista fue más que cauto en términos de la batalla verbal que se suscitó, tras la reunión de liderazgos panistas.
Al igual que el gobernador, el presidente municipal del PAN controla a su partido. La diferencia es que el primero tiene mucho por ganar –pues no estará en la boleta electoral- mientras que el segundo puede perder de más ante su aspiración en el 2024.
Ya se frotan las manos aquellos que les gusta amarrar navajas, pero al proceso le falta aún mucho y ningún actor político sacará el cuchillo cebollero para irse al callejón de los madrazos.
Por ahora, claro está.