Por Alejandro Mondragón
¿Qué sabe el diputado federal poblano, Ignacio Mier Velazco que desconocemos el resto de los mortales?
Eso de lanzarse contra el fiscal Gilberto Higuera, el gobernador Luis Miguel Barbosa, el extitular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto y el senador Alejandro Armenta en estos tiempos políticos denota desesperación.
En agosto, había anticipado, anunciaría por enésima vez que buscaría la candidatura de Morena a Casa Aguayo, pero ¿qué pasó?
Si como los suyos presumen cuenta con el apoyo de Palacio Nacional, la dirigencia nacional de Morena y toda la banca de su partido en el Poder Legislativo, ¿qué razón lo llevó a disparar petardos?
¿Será que sabe de la conclusión de la carpeta de investigación, en manos de la Fiscalía y pretende curarse en salud?
¿O su socio, amigo y vocero Arturo Rueda, encarcelado, ya cantó?
Lo cierto es que Mier Velazco ya se puso nervioso. Sabe, tampoco es un secreto, que las acusaciones de lavado de dinero y manejo de recursos de procedencia ilícita lo van a perseguir en cualquier momento que anuncie sus aspiraciones formales.
Si buscaba alguna negociación o que lo supieran sus aliados, salvo el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, salió al paso, pero con trompicones.
El tema de fondo no es la filtración que aduce el diputado federal, sino las investigaciones en su contra. No se trata de la forma, sino del fondo.
El tema Mier ya escaló otro nivel, pues ha sido el propio Ignacio que después de sus declaraciones se sentó en un polvorín que no lo hará explotar sólo a él, sino al propio Morena que refugia personajes impresentables.