Por Alejandro Mondragón
Eso de gobernar para las redes sociales, y no usarlas como un instrumento más de la comunicación social, comenzó a exhibir a las nuevas autoridades municipales en insulsas y carentes de capacidad para responder a los reclamos de la población.
Que la alcaldesa o edil ya se reunió con fulanito de tal, que acudió a X sitio, que la selfie, que recitar poemas, que ya se van a trabajar y demás estulticias son lo que se presentan como actos de gobierno.
Lo mismo en Puebla capital, las Cholulas, Chignahuapan, Cuautlancingo, Atlixco y Zacatlán, las autoridades reducen su actuar a una foto, un momento pues.
Las redes sociales representan un auxiliar para comunicar, no se gobierna para ellas, en un mercado plagado de trolls y bots que sólo replican o atacan a quien se exhibe.
¿Y los temas de basura, alumbrado público, bacheo, inseguridad galopante en los municipios y crecimiento del comercio informal?
Esas preguntas no caben en una selfie municipal.
Creer que aparecer en las redes es ya gobernar representará un alto costo. Las autoridades poblanas tienen que verse en el espejo de la insulsa pareja que gobierna Nuevo León.
Samuel García y Mariana Rodríguez gobiernan para las redes sin importar que comentan excesos o incurran en banalidades, en desdoro de la investidura de autoridad.
Allá en el norte ya comenzaron a pagar ese precio de querer gobernar para las redes y no aprovecharse de ellas para expandir su política de comunicación.
Pero no, siguen sin entender lo que significa el tiempo real para informar, no para deformar la acción de gobierno.
Ya pasaron sus 100 días y sus obras se reducen a una selfie en la que caben todos aquellos que forman parte de su corte de aduladores.
Luego no lloren.