23-04-2024 09:20:00 AM

Fin al martirologio patronal

Por Alejandro Mondragón

 

El martirologio dejó de servirle a los líderes de la cúpula empresarial poblana frente al gobierno del estado.

 

Siempre se presentan como víctimas, prometen apoyos que nunca dan y, lo peor, si no se cumplen sus peticiones se tiran al piso y publican desplegados en medios contra la autoridad.

 

Un ejemplo claro ocurre con el predio de la Atlixcáyotl que recibieron en donación para construir la sede del Consejo Coordinador Empresarial. La inacción llevó a que en el sexenio morenovallista les quitaran la mitad y jamás el CCE interpuso amparo alguno. Callaron y asumieron.

 

Con Luis Miguel Barbosa las cosas cambiaron y ante el enésimo incumplimiento, procedió a recuperar legalmente el terreno.

 

Y después que el dirigente Ignacio Alarcón había llegado a un acuerdo de aceptación sobre el retiro del predio, interpuso un amparo para reclamar la tierra en tribunales.

Ahora el mismo Alarcón sale con que el gobernador Luis Miguel Barbosa no quiere reunirse con la cúpula patronal, la misma que le reclamó airadamente en la renovación de la dirigencia de la Coparmex, para presentarle un nuevo proyecto y negociar.

 

Si el asunto está en los tribunales, ¿qué razón tiene volverse a encontrar? ¿Cómo proponer un nuevo proyecto en un terreno al que sólo quieren usar con fines especulativos desde hace 19 años?

 

A la cúpula patronal siempre le funcionó el martirologio. A Manuel Bartlett le sacaron obras de los megaproyectos hasta que se distanciaron y luego le exigieron la donación de los terrenos aledaños al aeropuerto para construir la llamada Ciudad Textil.

 

Se negó y le sacaron desplegados. Llegó Melquiades Morales y les donó los predios de la terminal aérea que querían. Jamás se edificó ninguna Ciudad Textil y la zona industrial acabó con firmas de autopartes del sector automotriz. El mismo gobernador les regaló los terrenos de la Atlixcáyotl.

 

Con Mario Marín presionaron hasta quedarse con el control del consejo que administraba el impuesto sobre nómina, cuya gran obra fue La Célula. Ya sabemos en qué terminó.

 

Rafael Moreno Valle primero los apretó y luego para validar su proyecto presidencial les entregó subsidios directos a los organismos empresariales. Y ellos callaron hasta cuando les quitó la mitad del predio de la Atlixcáyotl.

 

Barbosa ha sido claro en que no va a ceder a presiones ni chantajes y la cúpula patronal hoy se ha topado contra pared.

 

Es el fin del martirologio patronal.

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