Por Alejandro Mondragón
La nueva legislatura en Puebla está en marcha para el cierre del sexenio barbosista.
Es un Congreso local que nadie pensó contaría con mayoría del grupo en el poder, pero todo se acomodó para que así resultara.
No es una legislatura morenista u opositora, sino barbosista porque la gran mayoría de diputados/as es afín a lo que el gobernador plantea para aterrizar la Cuarta Transformación en función de lo que reclama el presidente Andrés Manuel López Obrador.
La agenda legislativa estará presionada por el tema de la despenalización del aborto, un asunto que en Puebla tendrá resistencias en ambos sentidos. En el sí o el no.
Vienen las reformas electorales, las modificaciones al poder judicial y la revisión de las cuentas públicas, en la que la referente a Puebla capital sacará chispas.
También hay diputados con experiencia en el manejo de los acuerdos políticos. Sergio Salomón Céspedes como líder de la mayoría de Morena y de la Junta de Coordinación Política.
Jorge Estefan del PRI que cuenta con larga trayectoria en la praxis legislativa, incluso Rafael Micalco del PAN y Fernando Morales de Movimiento Ciudadano tampoco llegan como improvisados.
Barbosa no será la excepción de contar con un Congreso local a modo, como ha ocurrido en la historia contemporánea de Puebla. Quizá Martha Érika Alonso habría sido la excepción de la regla con una legislatura opositora, pero el destino marcó otra cosa.
Lo cierto es que Puebla estrena esta semana un nuevo Congreso y en un mes renovará las 217 presidencias municipales.
Y a partir de ahí será otra cosa.
