Por Valentín Varillas
Dentro de las responsabilidades que se repartieron en la alianza de partidos que compitió contra Morena en territorio poblano, a Víctor Manuel Giorgana le tocó operar el municipio de San Pedro Cholula.
Y contra todo pronóstico entregó buenos resultados.
La victoria de Paola Angón es clara, contundente, demoledora y al margen de cualquier duda.
Si bien es también multifactorial, en su búnker existió la capacidad y experiencia para poder maximizar aquellas circunstancias que podrían jugar a su favor en esta contienda.
Haber ganado por 14 puntos el municipio, no es cualquier cosa.
Tampoco es la primera vez en que, a pesar de no jugar como favorito -directa o indirectamente- Giorgana se lleva el triunfo en una importante elección.
La primera y mayúscula sorpresa se dio en aquel 7 de julio de 2013, fecha fatal que confirmó el derrumbe del priismo como fuerza política en Puebla.
El morenovallismo se hizo, con suma facilidad, de los cargos de elección popular más importantes a través de un esquema de alianzas que resultó demoledor para el Revolucionario Institucional.
Los municipios prioritarios del estado fueron cayendo, con suma facilidad, en manos del novel grupo hegemónico local, así como la gran mayoría de las diputaciones locales que estaban en juego.
Una en particular, prioritaria, la terminaron perdieron : la del distrito 16 con cabecera en Puebla capital.
Al término de la jornada, se daba como un hecho la victoria del perredista Julián Rendón, por un margen mínimo de votos.
Una diferencia lo suficientemente pequeña para justificar que el caso se resolviera en tribunales.
Mientras compañeros políticos y medios le extendían sendos y anticipados certificados de defunción, Giorgana se inconformó ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Corrieron los tiempos, se agotaron las instancias y al final llegó la resolución final.
El TEPJF le dio la victoria al priista, anulando los votos de la casilla 1259 básica, con el argumento de que no hubo escrutadores el día de la jornada.
La determinación de la máxima autoridad del país y su justificación llamó mucho la atención.
Y es que el morenovallismo se caracterizaba ya por ganar siempre, por tener a su disposición a auténticos especialistas en el manejo, interpretación y manipulación a conveniencia de las leyes electorales.
Ganarles en tribunales, en teoría, era prácticamente imposible.
Otra contundente y a la vez atípica victoria de Víctor Manuel se dio en el proceso federal del 2015.
Ahí, el reto parecía todavía mayor: ganarle el distrito 12 a la fórmula integrada por los dos auténticos consentidos del entonces gobernador Moreno Valle: Ángel Trauwitz como titular y Cabalán Macari como suplente.
La dupla hizo campaña de manera conjunta y con la misma intensidad, beneficiándose de los alcances de la operación electoral de Casa Puebla.
Simplemente no podían perder.
Sin embargo, fueron derrotados con contundencia.
Las pifias discursivas y los errores estratégicos fueron la constante, algo que en el balance final del proceso sacó de quicio al inquilino principal de Casa Puebla.
Una vez confirmada la derrota de sus alfiles, el entonces mandatario dio la orden de no denunciar supuestas irregularidades y evitar a toda costa judicializar el proceso.
Acudir a tribunales después del ridículo hecho por sus candidatos, hubiera resultado en un ridículo mayor.
Y así, Giorgana volvía a derrotar al invencible Moreno Valle.
Hoy, lo hace nuevamente contra un candidato que, aunque impresentable, contaba con el aval y el apoyo incondicional del partido que con 33 millones de votos llevó al poder al presidente más votado y legítimo de la historia.