26-04-2024 03:27:05 AM

El nervio opositor

Por Valentín Varillas

En las más recientes reuniones de evaluación sobre el desempeño electoral de los partidos que conforman la alianza opositora, los expertos en materia de estrategia electoral han detectado que algo no va bien.

Nada bien.

Por lo menos no de acuerdo a lo que esperaban a estas alturas y a partir de hechos recientes que, en teoría, tendrían que servir como trampolín para sus candidatos.

Los números reales, los fríos, los que están al margen de filias y fobias políticas, muestran que, si bien en lo que se refiere a la elección de diputados locales, alcaldes y gobernadores son competitivos y en ocasiones tienen inclusive una modesta ventaja con respecto a los abanderados de Morena, en el caso de la elección del próximo congreso federal enfrentan un escenario francamente complicado.

Algunos sondeos en su poder -de esos que no se publican si no van de acuerdo con sus intereses electorales- muestran que en intención de voto andan muy por abajo que el partido en el poder.

Inclusive en proporción de dos a uno.

Con todo y escándalos, pandemia, pifias y yerros oficiales.

Pareciera que buena parte del electorado potencial busca darle un espaldarazo al presidente, haciendo todo lo posible porque tenga una cámara de diputados federal a modo, con la que pueda navegar sin sobresaltos en la segunda mitad de su sexenio.

Las encuestas han medido el posicionamiento por partido y poco a poco -ya con un tramo de campañas en marcha- tendrá que hacerse el ejercicio incluyendo el nombre y el perfil del candidato.

Su preocupación es que, este reactivo modifique muy poco la realidad actual.

En su muy particular óptica, sienten que tienen un consuelo: el alto número de indecisos y lo que ellos llaman el “voto oculto”.

Esto último es un fenómeno que se ha visto con mayor frecuencia en los últimos años y que ha generado que lo que en un momento dado adelantan las encuestas, no acabe convirtiéndose en una realidad contundente.

Pasó en Colombia con el proceso de paz, en Estados Unidos en la elección que llevó a la Casa Blanca a Trump y en el Reino Unido con el tema del Brexit.

Todas las encuestas fallaron al momento de predecir con certeza el comportamiento de quienes votaron en aquellas coyunturas.

Por miedo, pena, inseguridad o un sin fin de razones más, una enorme cantidad de quienes aseguraron optar por una de las opciones disponibles en la encuesta, terminaron actuando de una manera completamente opuesta.

El número fue tan grande que alcanzó para modificar radicalmente los escenarios que se esperaban.

A estas alturas, pareciera que es muy poco probable que algo similar ocurriera en el proceso electoral de junio próximo.

Los genios estratégicos, los grandes cerebros que arman y operan campañas, tendrán que ser mucho más creativos, para hacer competitivos a sus candidatos.

Falta liderazgo, falta discurso, falta proyecto propio.

No basta, si quieren obtener votos reales, contantes y sonantes, como algunos criticar, señalar y denostar todo lo que se hace desde el poder político.

Los números lo demuestran así, con toda contundencia, aunque en ocasiones tengan razones de sobra para la denostación.

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