Por Alejandro Mondragón
Puntero en las encuestas, el perfil más competitivo, la figura que aglutinaría a PAN, PRI y PRD contra la 4T y el único personaje que ofrecía recuperar a la capital del abandono en que se encuentra.
Eso y no otra era lo que se promovía de Eduardo Rivera Pérez, en columnas políticas, en la cúpula del partido y las militancias blanquiazules nacional y local.
Peeeeero el desplegado que se publicó en medios por parte de liderazgos panistas, dirigido a Marko Cortés, presidente nacional del partido, es demoledor contra quien perdió, por lo visto, todas las bondades que generaba.
Se quejan de que la discusión se centre en uno solo (Eduardo Rivera, según confirmó Héctor Montiel, abajofirmante en el programa de Al Portador), quien “recurre al chantaje y a la manipulación para poner todo tipo de obstáculos al esfuerzo de inclusión.
“Su amenaza de competir abanderado por un partido distinto al nuestro (el PAN) no es más que una prueba fehaciente de su falta de compromiso, su deslealtad a nuestra causa y su desprecio por nuestros ideales”.
Y no conformes, clavan en el ataúd: “La ruta de la división y la derrota inicia con exclusión y cerrazón”.
Firman el desplegado panistas que fueron y son cercanos a Eduardo Rivera, como Eduardo Alcántara, ex secretario de Gobernación municipal; Carolina Beauregard, ex diputada local; Rosa María Carmona, ex directora del Instituto Municipal de las Mujeres; Abel Hernández, ex particular; Eduardo Morales Garduño, ex regidor; y hasta Gerardo Maldonado Balvanera, ex dirigente municipal panista y ex suplente de Rivera Pérez, entre otros.
Y todo por seis regidurías que al final era lo que se pedía para incluir a otros panistas en la planilla que encabezaría al Cabildo.
Ya para que Eduardo Rivera haya logrado que Héctor Montiel y Pablo Rodríguez firmen el mismo desplegado es porque la cosa está que arde.