Por Alejandro Mondragón
En las reuniones del más alto nivel entre el peñismo y el PAN para impulsar las reformas estructurales solía hacer acto de presencia, el entonces gobernador Rafael Moreno Valle.
Y aparecía no como enviado panista, lo que incomodaba sobre manera a la cúpula del partido, sino como operador de Peña Nieto para allanar el camino de sus reformas.
¿En cuántos videos aparecerá el entonces ex mandatario poblano?
Aunque Moreno Valle –al arrancar su sexenio- entró en confrontación con la empresa OHL, en la que Emilio Lozoya Austin formaba parte del consejo de administración y comité de auditoría, con su deslinde de la firma para incorporarse al equipo de Peña Nieto, la relación cambió, no sólo para la empresa española, sino también para el ex director de Pemex.
Los lazos se intensificaron cuando Moreno Valle recibió la petición de Peña para operar en el PAN y PRD la reforma energético. Llevó senadores y diputados federales con Lozoya a la Torre de Pemex.
Y amarrados los acuerdos, ambos personajes se reunieron en Puebla para respaldar un proyecto de amigos de la esposa del presidente, Angélica Rivero.
En 2014, Pemex firmó un contrato con Puebla para “donar 2 mil 100 bicicletas” a fin de crear un sistema vial en las ciclopistas morenovallistas, a cambio de favorecer a la empresa CycloShare, ligada a Ricardo Pierdant Grunstein, cuyo nombre salió a la luz pública por pagar los impuestos del departamento de Angélica Rivero en Miami.
El contrato que involucró al ayuntamiento de Puebla para la operación nunca se cumplió. Las bicicletas jamás llegaron y hasta la administración de Claudia Rivera Vivanco se procedió a cancelar la concesión ventajosa que había firmado el morenovallismo.
Los responsables de tal pillería nunca recibieron sanción algo, peeeeero ahora seguramente por el caso Lozoya saldrá toda la pus.