Por Alejandro Mondragón
Si no fuera trágico parecería cómica la forma en la que se responde al terrible caso de feminicidios en Puebla y el país.
Al #JusticiaPara nada más le cambian el nombre por la agresión del día que haya sufrido una mujer. Puede usarse todo el abecedario.
El presidente Andrés Manuel López Obrador metido más en su prioridad de la rifa del avión, en lugar de ser empático con la causa.
Si desde la cabeza del poder se tienen esas expresiones, qué podemos esperar más abajo.
¿De qué han servido las alertas de género?
¿Las reformas legales para castigar con todo el peso de la Ley a los agresores?
En nada, coadyuvan, pero todavía los sinvergüenzas se salen con la suya.
Nada los detiene. Pareciera que entre más feminicidios existen, más se sienten seguros de continuar con la violencia hacia las mujeres.
Y aquellas autoridades en presidencias municipales que tienen la enorme posibilidad de responder, actuar y defender, mejor recurren al activismo para sumarse a las marchas y protestas, ahora que se conmemora el día de la mujer.
Vaya dilema que tendrán aquellas que son autoridad y se unan a las manifestaciones de protestas. ¿Qué harán ante la irrupción de grupos violentos que suelen capitalizar todo para generar el caos?
¿Se sumarán a las pintas?
El país está en un punto de ebullición por tantas agresiones a las mujeres. No hay antídoto contra los feminicidios, porque quienes del activismo llegaron al poder andan por la calle de la amargura.
Sólo quieren capitalizar políticamente cualquier movimiento. En Puebla, ya se vio que algunos legisladores recurren al absurdo de dejar en manos de las agredidas la justicia con clases de defensa personal.
Y la 4T tampoco pudo, puede ni podrá. Están derrotados por definición ante los feminicidios.
