26-04-2024 06:13:57 PM

Lastiri, en las catacumbas de la 4T

Por Alejandro Mondragón

 

Al priista Juan Carlos Lastiri le aplicaron el coopelas o cuello, ante lo endeble de las acusaciones contra la ex secretaria Rosario Robles Berlanga, presa en el penal de Santa Martha Acatitla.

 

A las catacumbas de la 4T se lo llevaron para que “colaborara”. El operativo de detención fue un montaje. Al final, sabe lo que hizo el sexenio pasado su ex jefa en Desarrollo Social y Desarrollo Urbano y Territorial.

 

La suya ha sido una historia de traiciones y delaciones. Del marinismo saltó al morenovallismo, donde se olvidó de todos y todas. Siempre con la supervisión del peñismo, a través del poderoso Jorge Márquez, en Gobernación.

 

Juan Carlos fue perdonado por Moreno Valle por las irregularidades que cometió en sus nueve meses como secretario de Desarrollo Social en la gestión de Mario Marín.

 

La Auditoría encontró “falsificación de firmas, facturas y fotografías para justificar la inversión de más de 50 millones de pesos, dentro del programa Unidos para Progresar.

 

“La dependencia estatal, que estuvo a cargo de Juan Carlos Lastiri Quirós, no sólo incorporó a ciudadanos sin su consentimiento, sino que falsificó sus firmas para validar las cartas de aceptación de la obra, el reporte de su ejecución y la erogación del dinero”, según indicó la Auditoría.

 

En la gestión de Lastiri se encontraron proveedores fake, “empresas y registros de contribuyentes aparentemente falsos fueron utilizados para comprobar gastos en más de 30 expedientes del programa Unidos para Progresar”.

 

Lastiri fue declarado funcionario federal intocable en Puebla, como parte de los acuerdos de complicidad entre la gestión de Peña y Moreno Valle. Fue Jorge Márquez, el poderoso subsecretario, quien protegió al poblano y otros más.

 

Juan Carlos siempre cercano a la secretaria Rosario Robles se convirtió en consentido de Moreno Valle, quien desde 2013 facilitó un helicóptero para que pudiera recorrer el Estado. Tenerlo controlado, pues.

 

“Ya te da alpiste ese gobernador de Puebla”, le dijo en una ocasión Robles, quien también acabó comiendo de la mano política de Moreno Valle.

 

Lastiri nunca se planteó recuperar Casa Puebla, porque sabía que enfrentaría los intereses de Peña Nieto y Moreno Valle en Puebla.

 

En realidad pretendió mantener los jugosos negocios que realiza en Puebla y Oaxaca, de los cuales involucró hasta a la señora Robles, nueva terrateniente del sureste del país.

 

Y de la mano de Lastiri en el enjuague financiero aparece Francisco Ayala, su operador.

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