Por Alejandro Mondragón
Para poner en marcha la campaña: AMLO sí, Barbosa no, en la última elección constitucional, el morenovallismo reclutó a la ex diputada panista, Violeta Lagunes.
Los gavilanes no quedaron satisfechos, porque –alegaban- volverá a traicionarlos, pero las palomas del morenovallismo convencieron a su jefe político que se iba a sumar y sería la mejor opción por su antecedente de haber participado en el proceso interno de Morena.
Hubo recursos. Una parte al principio del acuerdo, la otra cuando concluyera la campaña.
Y Lagunes empezó con la andanada contra Luis Miguel Barbosa. Dispuso de brigadas en los principales cruceros viales, así como espectaculares. Espacios en radio y televisión.
El único objetivo era el candidato a la gubernatura de la alianza Juntos Haremos Historia.
Sin embargo, un par de semanas antes de concluir la campaña, a los oídos del entonces ex gobernador, Rafael Moreno Valle, llegó una grabación precisamente de Lagunes jugando chueco a los morenovallistas.
Se desconoce si al final concluyeron el acuerdo, pero el malestar se orientó hacia quienes la habían llevado a la campaña. A las palomas endilgaron la traición.
Antes de la elección del 2018, Violeta se había subido a las denuncias de espionaje en Puebla y quiso ser la candidata a la alcaldía, aunque pudo obtener una regiduría, pero el barbosismo se enteró de sus ligas con el morenovallismo y la bajó de la planilla al Cabildo.
Ahora, reaparece de la mano del senador con licencia, Alejandro Armenta Mier, en busca de una nueva conspiración.