Por Valentín Varillas
La nueva mayoría en el congreso del estado, ha decidido regresarle a las juntas auxiliares el control total de sus Registros Civiles.
La medida, termina con una absurda guerra que en su momento le declaró Rafael Moreno Valle a estas demarcaciones, con el pretexto de un combate a la corrupción que en realidad nunca fue tal.
El “negocio” simplemente cambió de manos y de paso, se les canceló a los ediles auxiliares la posibilidad de compensar el enorme y consistente retraso que existe en la entrega de recursos por parte de los municipios, situación que los ahoga y les impide financiar sus gastos prioritarios.
En aquel fatídico 2014, el gobierno estatal decidió cerrar cualquier canal de comunicación con los afectados, las razones para oponerse a la medida jamás fueron escuchadas, por lo que decidieron tomar otras acciones.
La toma de vías de comunicación, por ejemplo.
La muerte del niño José Luis Tehuatlie Tamayo, se da en un fallido operativo de rescate de la autopista a Atlixco, bloqueada por habitantes de la junta auxiliar de San Bernardino Chalchihuapan, que se manifestaban en contra de la imposición morenovallista.
Lejos de llevar ante la justicia a los policías que le habían quitado la vida al menor, quien terminó tras las rejas fue el edil auxiliar, Javier Montes Bautista, acusado por los delitos de motín, intento de homicidio, privación ilegal de la libertad y ataques a las vías de comunicación.
En el municipio de Puebla, la bandera de la oposición la llevaron los presidentes auxiliares de Canoa y La Resurrección.
Ambos terminaron en la cárcel a pesar de contar con sendos amparos para evitar su detención.
El primero, Raúl Pérez Velázquez, por robo, amenazas y privación ilegal de la libertad.
El segundo, Sabino Leonardo Báez Serrano, por ejercicio indebido de sus funciones, peculado y resistencia de particulares.
A los tres ediles, autoridades electas democráticamente, se les consideró presos políticos del gobierno de Moreno Valle, cuya imagen de mandatario autoritario y abusivo trascendió a todo el país y sin duda afectó sus aspiraciones presidenciales.
Además, en el caso de Puebla capital, la cruzada contra las juntas auxiliares fue fundamental para propinarle sendas derrotas electorales al morenovallismo en el 2015 y en este 2018.
Sus habitantes jamás perdonaron la afrenta.
Y al final ¿para qué?
Nada ganó Moreno Valle con esta inútil guerra y perdió mucho más de lo que siquiera imaginó.
Los ediles auxiliares, todos, salieron de la cárcel en su momento y los diputados actuales han regresado ya las cosas tal y como estaban antes de la monumental pifia.
Sin embargo, un menor indígena muerto y haber encarcelado a autoridades democráticamente electas por defender sus derechos, son manchas indelebles que ensucian para siempre un currículo político.
