Por Alejandro Mondragón
Un mes le duró a Hugo López Silva el cargo de jefe del Departamento de Adquisiciones, Proveeduría e Inventarios de la BUAP.
Fue cesado hace unos días por disposición de la abogada general, Rosa Isela Ávalos Méndez, para poner en el cargo a su hermana: Delia Ávalos Méndez.
El orgullo del nepotismo de la familia Ávalos Méndez ya había ocupado –sin experiencia- la subjefatura de la DAPI, pero con un manejo discrecional de los recursos con millonarias adjudicaciones directas a diestra y siniestra, sin cumplir las leyes de la materia, o de acosar hasta hostigar y pedir moches a los proveedores.
Internamente obstaculiza, amedrenta y denigra al personal de tal departamento, motivo que ocasionó la cascada de renuncias o, en su caso, la intervención de su hermana la Abogada General para hacerle efectivas las renuncias a aquellos de quienes Delia pedía deshacerse.
Al interior de la DAPI, las hermanas Ávalos Méndez enfrentan ya abiertamente a otro enorme poder, cercano al rector Alfonso Esparza, porque el coordinador general administrativo del área es Rosendo Demetrio Martínez Granados.
Y usted se preguntará ¿quién es este influyente señor? Ni más, ni menos que el padre de María Isabel Martínez Hermoso, la autonombrada “La Voz del Rector”.
Ahora el departamento carece de jefes operativos, lo que augura un desastre en fuga de información, ahora que se ha exhibido el uso de empresas fantasmas y facturas apócrifas en la BUAP.
Resulta que López Silva se fue a pesar de que el propio rector le ofreció quedarse y tomar cartas en el asunto, pero ante el temor que le tienen a la abogada general prefirió irse, lo que hizo a estallar de coraje a Martínez Hermoso, pues ella considera al ex jefe su posición.
“La Voz del Rector” se siente agraviada, porque Esparza dejó a Ávalos Méndez hacer y deshacer en la DAPI.
Ahora las hermanas Ávalos Méndez están en posiciones estratégicas de la Universidad, una compra y la otra avala los contratos.
En esta lucha de poder, saldrán las licitaciones fuera de la Ley, las firmas fantasmas y demás negocios chuecos de la administración central.
En Tesorería ya se hacen apuestas que ante la pugna imperante entre el brazo armado de Esparza (la abogada general) y “La Voz del Rector” se opte por un tercero en discordia.
Sería regresar a la ex jefa de la DAPI, Amanda Rosa Martínez López, protegida de la subtesorera Norma Pimentel López y el propio tesorero Óscar Gilbón.
A pesar de que se encuentra becada, ella trabaja a escondidas temas de la DAPI, arreglando la comprobación de las facturas fake que desde ahí se pagaron.