26-04-2024 09:37:44 PM

Armenta, el topo de Barbosa

Por Valentín Varillas

 

Alejandro Armenta quiere ser gobernador de Puebla.

Pero no está dispuesto a esperar seis años más para intentarlo.

Lo quiere ahorita, ya en esta elección.

A más de treinta días de que se defina el proceso, siente que tiene posibilidades de lograrlo.

Para ello, fiel a su esencia –aprendida en los más bajos sótanos del marinismo-,    traiciona, divide, fractura y pega por debajo de la mesa.

Es el operador principal y el propagador número uno de aquella campaña que reza “AMLO SÍ, Barbosa NO”.

Aunque no sea su autor intelectual, ha desarrollado una estructura paralela destinada únicamente para su promoción.

Mantas, panfletos, microperforados, además de una intensa promoción a través de redes sociales mediante bots que repiten y multiplican obsesivamente los mismos mensajes.

Además, él y los suyos han sido la principal caja de resonancia –con prácticamente los mismos medios- de la madriza mediática destinada al candidato de la izquierda y que pretende exhibirlo como un corrupto.

Alguien que en realidad no es congruente con el discurso de honestidad de Andrés Manuel López Obrador y no digno de la confianza de los electores poblanos.

 

 

En corto, el ex marinista maneja que no hay defensa real ante el caso Barbosa y que el silencio mostrado al principio de la cruzada en su contra era un reconocimiento implícito de culpabilidad.

Fue el primer decepcionado cuando vino la respuesta del candidato, apoyado institucionalmente por la estructura de los partidos con los que compite en alianza.

Otra carta que en su infinita desesperación ha jugado el candidato al Senado, en su interacción con el CEN de Morena, es el de la supuesta precaria salud de Barbosa y su presunta incapacidad para aguantar la demanda física de una intensa campaña estatal, algo que en el centro neurálgico de la toma de decisiones del partido de la izquierda nacional no ha caído nada bien.

Y es que, en los hechos, en este intento por golpear a Barbosa existe una espantosa similitud con la estrategia echada a andar a nivel nacional para atacar a López Obrador.

Lamentable.

Tal vez es lógico y natural que se den estas traiciones al interior de Morena.

Tradicionalmente, en cada proceso electoral la izquierda se enfrenta al reto de sobrevivir un intenso proceso de canibalismo interno que infecta a sus dirigentes, candidatos y principales cuadros.

Es un “todos contra todos”, por más que se intente cuidar las formas.

En esta ocasión, en la que por un tema de supervivencia política, el Movimiento de Regeneración Nacional tuvo que abrirse a personajes formados políticamente en otros lares y en donde aceptaron prácticamente a todos los que intentan, a través de colgarse de la figura de López Obrador, ganar políticamente lo que en otra coyuntura jamás hubieran logrado, las calenturas se sudan de una forma más intensa.

Por lo pronto, para bien o para mal, Barbosa va firme como candidato y ni de chiste se ha considerado la posibilidad de un relevo en la candidatura del gobierno del estado de Puebla.

Eso no anula el hecho de que las patadas por debajo de la mesa y las conspiraciones de los consabidos traidores, sigan apareciendo hasta el mismo día de las definiciones.

Así han sido, así son y así serán siempre.

 

 

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