Por Alejandro Mondragón
Encapsulada, dentro de un blindaje antiasalto electoral, tienen a la candidata de la alianza Por Puebla al Frente.
A 39 días de los comicios, Martha Érika Alonso no debate, no contrasta, no defiende, no suma.
Se desconocen las razones reales, pero si creemos a su equipo de campaña, Alonso estaría ya en la presentación de “los cómos” acabará con el huachicol, la inseguridad, feminicidios y recompondrá el tejido social que se rompió en el sexenio de Rafael Moreno Valle.
Hoy, ya hasta le quitaron el apellido de casada con fundamento en lo dispuesto por el Instituto Estatal Electoral.
Me queda claro que Alonso tiene que romper con el pasado, pues se sabe que ella siempre se opuso a políticas de Moreno Valle que a la postre le dieron la razón a la señora.
Tiene perdida la batalla de que con ella regresa Moreno Valle, del apellido que, quién lo iba a decir, hoy pesa.
Vuelvo a preguntar: ¿Martha Érika Alonso necesita de tal encapsulamiento electoral?
O consideran que la candidata no requiere exponerse, porque dispone del colchón de puntos suficientes para ganar el 1 de julio o de plano algo están viendo en el equipo de campaña que es mejor apostar por secuestrarla de la realidad.
El problema es que ese doble lenguaje de victimizarla para alejarla del tema de la reelección, pero a la vez lanzar a su jauría contra Luis Miguel Barbosa, ya se agota.
Mientras el abanderado de Morena lo sacaron de su zona de confort y lo metieron al callejón de los madrazos y la infamia del sistema, Alonso no sale de entrevistas tipo Iván Mercado.
En realidad, a quien empiezan a blindar es al candidato de la coalición Juntos Haremos Historia. Ya en varios círculos esa descarada campaña en su contra es vista con hartazgo.
El war room de la campaña no puede creer en sus mentiras, porque entonces ya valieron. Ellos filtran un ataque contra Barbosa, al día siguiente citan a conferencia de prensa para que un día después todos los medios locales adictos se sumen en nado sincronizado y luego en las evaluaciones concluyen que la candidata subió puntos ante su brillante estrategia. Por favor, sean serios.
Y por si faltara, a 39 días de campaña en 2016 estaba claro que Antonio Gali sería el sucesor de Moreno Valle. Se discutía por cuántos puntos.
Hoy no. Es la hora en que los encuestadores del morenovallismo callaron.
