Por Alejandro Mondragón
Más sociedad y menos partidos, es un grito que empieza a sacudir las estructuras anquilosadas de los institutos políticos que han hecho del reparto de cuotas, una forma de sobrevivencia con cargo al erario.
Los dueños de los partidos confunden obediencia con lealtad, lo que conduce a jamás salir de un círculo de sometidos/as en la selección de los candidatos a cargos públicos.
El eje social cambió y en el imaginario colectivo, político con cargo público es sinónimo de transa, pillo y vividor del sistema. Los ciudadanos prefieren refugiarse en el hartazgo que respaldar a los mismos de siempre.
Las evaluaciones demoscópicas, estudios de impacto mediático y las redes sociales expresan que si los partidos no se abren a la sociedad se los va a cargar la chingada.
De ahí que un total de 74 representantes de organizaciones, intelectuales, especialistas en temáticas de seguridad y justicia, político-electoral, educación, competitividad económica, anticorrupción y derechos humanos, e incluso personalidades del mundo del arte, dirigieron un escrito a los dirigentes nacionales del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano para urgirlos a honrar su nombre y su compromiso de apertura e inclusión en el diseño de propuestas, la estructura y la conducción del proyecto, así como en las boletas electorales.
Que el Frente Ciudadano por México honre su nombre y se abra a la sociedad con posiciones reales.
En Puebla, ayer mismo la ciudadana y presidenta de la ONG “Mujeres en Alianza”, Yasmine Flores Hernández, se convirtió en la primera en solicitar formalmente a los partidos abrir espacios a la sociedad.
Fue a tocar puertas, entregar escritos y exponer con diversos grupos sociales que llegó la hora del ciudadano, no del mesías como Enriquito Cárdenas.
Que otros sumen su voluntad. Flores puede ser la punta de lanza de aquella parte de la sociedad que termina excluida, porque no se somete a lo que el gobernante en turno o el grupo en el poder decide.
Son los ciudadanos y no las mismas de siempre y menos aquellas mujeres que por andar en actos públicos para tomarse selfies o presumiendo a sus bebés, ya creen merecer el respaldo social.
Los tiempos cambiaron. Las estructuras partidistas crujen y requieren del reforzamiento ciudadano.
Si no se ponen las pilas, en un año la sociedad habrá preferido el hartazgo que a los morenovallistas o priistas por mucho dinero y movilización que tengan.
A ver si pone el ejemplo ese Moreno Valle que pide apertura ciudadana a nivel nacional, pero los suyos colocan piedras en Puebla para quedarse todo.